En la meca bursátil los votos fueron negativos por el temor a una recesión. Las acciones bajaron 2,9 por ciento, arrastrando al resto de los mercados. El MerVal bajó 1,9, mientras el BC suma reservas.
Mientras demócratas y republicanos se movían inquietos por 22 estados en el famoso “supermartes” de las primarias para la elección del candidato a presidente, la Bolsa de Nueva York tuvo también su jornada especial. Los negocios en la meca bursátil tuvieron ayer su particular “supermartes”, pero no por los votos a favor, sino por el fuerte retroceso de las cotizaciones por el temor a una profunda recesión en Estados Unidos. Los principales papeles reunidos en el índice Dow Jones bajaron 2,9 por ciento. Ni el clima triunfalista por la celebración de la victoria de los New York Giants en el Super Bowl pudo frenar el derrape bursátil, que tuvo su réplica en el resto de los mercados mundiales. Por lo pronto, el MerVal descendió 1,9 por ciento.
Ayer el indicador que impactó en la plaza neoyorquina fue el de la actividad de servicios, que registró la primera contracción en casi cinco años. La caída de la producción de servicios, que representa lo esencial del movimiento de la economía de Estados Unidos, reforzó la probabilidad de que la recesión ya se haya hecho presente. El índice que mide la producción de servicios retrocedió a 41,9 por ciento contra 54,4 por ciento en diciembre, indicó la asociación de directores de compras del sector, situándose en su nivel más bajo desde octubre de 2001. Ese índice se agregó a las múltiples señales de recesión: la economía estadounidense perdió empleos en enero por primera vez en cuatro años y medio, y el crecimiento del último trimestre de 2007 fue extremadamente bajo, al contabilizar un avance de apenas 0,6 por ciento anual.
Frente a ese indicador inquietante, las principales bolsas del mundo contabilizaron fuertes pérdidas, destacándose la de Madrid, que culminó con un saldo negativo de 5,2 por ciento, seguida por la de París, que cerró con una caída de 4,0 por ciento. La incertidumbre que existe en los mercados internacionales, paradójicamente, transforma los bonos del Tesoro estadounidense en uno de los refugios para los inversores, lo que hace que el rendimiento se reduzca: la tasa del bono a 10 años cayó al 3,58 por ciento anual.
En tanto, en la plaza doméstica las acciones y bonos acompañaron el derrape generalizado, pero con una intensidad mucho menor. Los títulos públicos cotizaron con mayoría de bajas, aunque los expertos reiteran que en ese negocio soplan vientos a favor por la estabilidad del tipo de cambio y la abundante liquidez, que se traduce en rentas muy atractivas, cercanas al 9 por ciento más inflación. Mientras en el recinto bursátil las cotizaciones están subidas a la montaña rusa de las expectativas de recesión en Estados Unidos, el mercado cambiario se desarrolla con tranquilidad. El dólar cerró a 3,16 pesos en un escenario donde el Banco Central continuó incorporando divisas en cantidad. Las reservas se acercan al record de 48 mil millones de dólares: ayer, exactamente, se ubicaron en 47.927 millones.
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