La compañía aérea Alitalia solicitó ayer quedar bajo administración especial y beneficiarse de la recién aprobada Ley de Quiebras, hecha a su medida para permitir la “refundación” de la aerolínea de bandera. El gobierno italiano dio su visto bueno al nombrar a Augusto Fantozzi, antiguo ministro de Finanzas, como comisario extraordinario para la gestión de la empresa. Lo anunciado estaba previsto por el plan para salvar a la compañía elaborado por el Banco Intesa San Paolo, que contempla la creación de una nueva aerolínea que asuma los activos de la antigua y quede liberada del peso de la deuda, cerca de 1200 millones de euros que deberán afrontar los contribuyentes italianos. La nueva sociedad dejará las actividades rentables de Alitalia en manos de 16 accionistas italianos dispuestos a poner 1000 millones de euros sobre la mesa. La Ley de Quiebras que permite esta operación fue adoptada el jueves por el gobierno de Silvio Berlusconi. El texto habilita a las grandes empresas en dificultades ubicadas bajo administración extraordinaria a acelerar algunos procedimientos, como las ventas de activos, contratos y despidos. En cuanto a los inversores internacionales que podrían sumarse a la nueva empresa, está el grupo franco-holandés Air France-KLM, que dijo estar dispuesto a comprar una participación minoritaria.