Con la mira puesta en aumentar el grado de integración de partes nacionales en la producción automotriz, la ministra de Industria, Débora Giorgi, adelantó a Página/12 que ante la cartera que encabeza se han presentado 150 proyectos de inversión de autopartistas por un monto de 1400 millones de pesos. Esas carpetas serán canalizadas a través de los préstamos a tasa subsidiada fondeados por el Banco Central, la línea específica de la Anses, el Banco Nación y el Fonapyme, dependiente de la secretaría Pyme. El sector es una prioridad para los proyectos de integración productiva (ver aparte). La ministra también aseguró que las medidas de protección a la industria local se van a mantener más allá del avance hacia la unión aduanera.

El Gobierno busca mejorar el acceso al financiamiento, de forma de impulsar la inversión para incorporar tecnología, empleo de calidad y sustituir importaciones. Según las proyecciones de Industria, la inversión representará hacia fin de año un 23,5 por ciento del producto, lo que representa una suba respecto de 2008, un año donde la crisis internacional todavía no había impactado plenamente.

Por otro lado, la cartera que encabeza Giorgi utilizó una serie de herramientas como las licencias no automáticas de importación, medidas antidumping y valores criterio –estos últimos, manejados por la AFIP– para controlar las importaciones y proteger el empleo nacional. Ese esquema de regulación, le aseguró Giorgi a este diario, se mantiene vigente con el flamante Código Aduanero sancionado en la última cumbre del Mercosur en San Juan, e incluso en un futuro mecanismo de Unión Aduanera.

Consultada por Página/12 sobre la importancia del tipo de cambio para determinar el nivel de competitividad empresaria, frente a los usuales reclamos industriales de devaluación, la ministra resaltó la existencia de una importante “competitividad sistémica”. “En primer lugar, en todas las variantes del tipo de cambio real –respecto del dólar, el bilateral con Brasil o el multilateral–, el nivel de hoy es mucho más alto que en 2002. Pero, por otro lado, la competitividad del sector privado también se nutre de la disponibilidad de recursos naturales, el volumen del mercado interno y el regional, infraestructura, la innovación y la aplicación de la ciencia. Incluso tiene que ver con las políticas de distribución del ingreso.”

En referencia a la fuerte suba de las importaciones, que superan al crecimiento exportador, Giorgi aseguró que “el saldo comercial a fin de año rondará los 11.500 millones de dólares, lo que representa un alza interanual respecto de 2008 del 10 al 15 por ciento, pero con un nivel de actividad de 7 u 8 puntos más alta que en aquel período”.