En los últimos días se comenzó a hablar de un aumento en las operaciones de dólar paralelo y se dice que es por la incertidumbre preelectoral.

–Si uno ve las estadísticas de los operadores, es algo así como 30 millones de dólares diarios que se mueven por esta vía. No es poco. No sé si en ahorristas comunes se puede sumar 30 millones para comprar y vender todos los días. Lo que pasa es que la costumbre que existió de entrar y salir libremente hizo que existiera este problema, que genera una serie de inconvenientes en el sistema.

–¿Es un problema económico?

–Es un problema cultural, producto de la crisis de 2001 y la convertibilidad. La Argentina no logró resolver la dicotomía entre el peso y el dólar y sigue siendo bimonetaria: la gente transa en pesos y atesora dólares.

–¿Cómo se controla?

–Se hizo un estudio que afirma que se elevó el costo de entrar y salir en el mercado en negro, el cual era de 3 por ciento: 1,5 por ciento para entrar y lo mismo para salir. Ahora se elevó a entre 2 y 2,5 por ciento. De esta manera, la operación de comprar en el mercado en negro para no declarar les genera un costo al evasor. Tienen que estar por lo menos tres años afuera para recuperar el costo con las tasas que ofrecen los países en el exterior. El daño a la operación en negro es encarecerla hasta que no les convenga.