Dom 15.07.2012

ECONOMíA • SUBNOTA  › GALUCCIO Y LOS GREMIOS PETROLEROS

Estilo y política

› Por Raúl Dellatorre

No hay dudas de que Miguel Galuccio le está imponiendo un nuevo estilo de conducción a YPF. Se descontaba, desde el momento en que se conoció su nombramiento, que iba a dotar de un perfil altamente profesionalizado a su gestión, dados sus antecedentes. Pero menos previsible era el contacto “cara a cara”, como él mismo expresa, con los trabajadores de yacimientos y refinerías, respetando además su representación gremial.

“Es necesario que empecemos a aunar esfuerzos para mejorar la productividad y lograr la resolución de los conflictos a través del diálogo”, dijo el 6 de julio en Neuquén. Entre quienes lo escuchaban atentamente estaba Guillermo Pereyra, titular del sindicato de petroleros privados de Neuquén, Río Negro y La Pampa, quien pocos días después, el jueves de esta última semana, sería designado secretario adjunto de la CGT al lado de Hugo Moyano. Pereyra fue uno de los cuatro dirigentes con los que Galuccio conversó “en forma reservada” durante sus visitas a Mendoza y Neuquén. Su política en la empresa YPF necesita de estos interlocutores. El no los elige, como tampoco las circunstancias.

Otro referente destacado en el plano de las relaciones sindicales que Galuccio entabló en estos días es Antonio Cassia, titular de la Federación de Sindicatos de Petroleros estatales, heredera del histórico SUPE. Cassia es bien conocido por quienes siguieron de cerca las trayectorias gremiales de los ’80 y los ’90. Muy cercanos a Diego Ibáñez, ya fallecido, fueron los dirigentes que le “garantizaron” a Carlos Menem “la paz social” para que avanzara la privatización de YPF. Cassia fue otro de los privilegiados que recibieron el mensaje “a solas” de Galuccio.

El nuevo titular de YPF habla con tono sereno, a media voz. Pero expresa firmeza en sus convicciones, aseguran quienes lo han tratado en estos dos meses. Eligió ir a reclamar “cara a cara” el compromiso de dirigentes de gremios de los denominados “pesados”, con trabajadores habituados a zonas “adversas”, en las que un despido puede equivaler a la marginalidad. Galuccio propone una YPF más parecida a la histórica, la que creaba pueblos y era una garantía de seguridad de por vida. Un modelo opuesto al de las últimas dos décadas. Fue a ofrecerlo a quienes se formaron conviviendo con este último. Otro desafío.

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