Alfredo Iñíguez *

“Son fundamentales”

Las retenciones son fundamentales. Cumplen con varias funciones: extraen parte de la renta extraordinaria de la tierra; actúan como un tipo de cambio diferencial efectivo, tanto al interior de las actividades gravadas con mayores tasas como entre éstas y las que tienen la alícuota mínima, y al hacerlo contribuyen a compensar las diferencias de productividad entre el agro y la industria. Desacoplan los precios internos de los internacionales, aunque serían más efectivas si fueran móviles, y aportan recursos a los Estados nacional y provinciales destinados principalmente a la realización de infraestructura. Ante la usual pregunta de si se podrían aplicar alícuotas diferentes de acuerdo con el tamaño del productor, la respuesta es no, por la sencilla razón de que el contribuyente legal es distinto al de hecho, porque el exportador traslada hacia atrás la carga, haciéndola recaer sobre los productores y, dependiendo del poder de negociación, sobre los propietarios de la tierra. Los productores, salvo los que tienen integrada la exportación, no son los responsables ante el fisco de pagar estos gravámenes. Sólo se podría lograr combinándolas con un subsidio, como se intentó en el proyecto de ley sobre el que recayó el voto no positivo. La actividad minera también está alcanzada por las retenciones, con tasas del cinco o diez por ciento según el caso.

* Economista del Ciepyc.

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Julio Gambina *

“Se resisten”

Una parte de la rentabilidad del agro es apropiada por el Estado mediante las retenciones, del mismo modo que una parte de las ganancias de las empresas, vía impuestos, sostienen el presupuesto público. El poder económico, agrario, industrial o de servicios jamás aceptará compartir ganancias, algo esencial a la lógica capitalista. Por eso, resisten las retenciones, como la eliminación de las exenciones del impuesto a las Ganancias, especialmente las que provienen de inversiones financieras; o reniegan de retomar el pago de los aportes patronales. En el capitalismo, sólo es posible disputar y gravar las ganancias sobre la base de cierta correlación de fuerza política, para inducir una distribución del ingreso, incluso de la riqueza vía intervención estatal. Claro que ello impone también discutir el destino de esos recursos, lo que supone debatir el papel del Estado en la promoción de beneficiarios del modelo productivo y de desarrollo. Al tiempo que se denuncia la demanda empresaria por reducir retenciones, hay que discutir el origen y la aplicación de los fondos públicos, para terminar con la inequidad de afectar salarios bajo el impuesto a las ganancias o concentrar lo principal de la tributación en imposiciones al consumo, caso del IVA, principal fuente de ingresos fiscales, confirmando la regresividad del régimen tributario en Argentina.

* Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, Fisyp.

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Héctor Bazque *

“Canasta familiar”

Los productos provenientes del campo argentino, principalmente los granos, se venden en los mercados internacionales a precios sobre los cuales poca capacidad tienen los productores locales para impulsar el alza. Al tratarse de commodities, productos con reducido grado de diferenciación, los únicos caminos posibles para lograr un aumento en la masa de ganancia son la reducción de costos, lo que implica la necesidad de ejecutar inversiones, o el ejercicio de lobby político, un camino más fácil, para intentar una reducción en los derechos de exportación. Recientemente, Massa, que comienza a jugar sus cartas como líder del Frente Renovador, propuso bajar las retenciones para los productores del campo, adelantando que ello significaba “un aporte para el país”. Obviamente el anuncio tuvo fuerte aceptación entre los representantes de la Mesa de Enlace, pero pocas posibilidades de ser aplicada sin generar perjuicios para los precios domésticos. Es poco probable que un productor que intenta aumentar sus ganancias en el negocio exportador quiera resignarlo en el mercado doméstico. Sin embargo, es más fácil realizar anuncios en esa dirección que pensar mecanismos para defender la canasta familiar. Nuevamente tenemos ante nosotros un intento, ya conocido, de encomendar un proceso tan sensible para la economía de las familias argentinas, como la distribución de la renta, en manos del mercado.

* Universidad Nacional de Quilmes.