ECONOMíA • SUBNOTA
“Con la misma aceptación que tengo respecto de cada palabra que se vierte sobre mi persona, sobre cada información o sobre cada opinión que se vierte en la red sobre mi persona, voy a recordar un tweet que alguien me dedicó el 8 de septiembre de 2013. No me decía Cristina –como me dicen los que me aprecian, los que me quieren, o los que apenas me tienen respeto–, me nombraba por mi nombre distorsionado y deformado, otro nombre que no lo voy a repetir. Y me decía: ‘te podés ir...’ –y me mandaba a un lugar que es el lugar por donde nacemos todos los seres humanos, de mi mamá era el lugar y además agregaba, en forma inmediata: ‘sos una hija de una señora que se gana la vida de mala manera’, lo decía con otras palabras y finalizaba, eso sí lo voy a repetir porque es bueno: ‘punto, amén’. Eso fue lo único realmente que puede reproducirse del tweet. Era y es un empleado que está en el Poder Judicial. Jamás se me hubiera ocurrido decirle: ‘cállese la boca o no hable’ o demandarlo por semejante insulto. Y curiosamente era con motivo de las leyes de democratización de la Justicia. Es como digo yo, en la Argentina todo tiene que ver con todo.” CFK se refería a un tweet de Diego Lagomarsino, el técnico informático que trabajaba con Alberto Nisman y que le entregó el arma hallada junto al cuerpo del fiscal. “Por ciertos acontecimientos de hoy tengo ganas de decir: Kretina andate a la concha de tu putísima madre hija de puta! Amén”, era el mensaje.
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