El banco JP Morgan Chase presentó ayer un plan de reestructuración de la deuda para casos de cesación de pagos como el argentino. La propuesta, que ya había sido esbozada por la número dos del FMI, Anne Krueger, se basa en la figura de “bancarrota soberana”, que significaría declarar una virtual convocatoria de acreedores e impediría a los denominados “fondos buitres” demandar judicialmente al Estado e interferir así en las negociaciones con fines especulativos.
Lo primero que recomienda hacer el Morgan es cambiar todos los títulos actuales por “créditos interinos de deuda” a corto plazo, para pasar a renegociarlos inmediatamente con el conjunto de los acreedores. Lo novedoso es que esos créditos interinos incluirían una “cláusula de acción colectiva” para dar a la mayoría de los acreedores la potestad para imponerse a la minoría, que en general componen los “buitres”, más interesados en iniciar juicios que en recobrar los préstamos.
Sin embargo, la propuesta no es gratuita. El JP Morgan dice que para empezar la negociación, como “gesto de buena voluntad”, el gobierno debería adelantar al titular de cada bono un 5 por ciento del valor nominal. Recién después se podría empezar a hablar de quitas en el capital o intereses de la deuda.