Los acreedores de la Argentina estarían dispuestos a esperar que el nuevo gobierno de Eduardo Duhalde presente una propuesta de renegociación de su deuda externa antes de apelar a la Justicia. Lo que sí se disponen a hacer es una presentación elegante para reservar sus derechos, tanto sobre los intereses pactados originalmente como sobre el capital prestado.
Según advirtió desde Estados Unidos uno de los socios de Mayer, Brown y Platt, estudio de abogados que asesora a la Comisión de Tenedores de Bonos de la Argentina, la intención de los acreedores externos es dejar constancia por escrito de su afán de cobrar las acreencias en los términos previstos. Pero, por ahora, esta exigencia no será planteada ante ningún tribunal norteamericano, opción que podría complicar dramáticamente la situación argentina. Aquellos acreedores aspiran a no cerrar el diálogo con el nuevo gobierno, ya que prefieren ser partícipes de las nuevas condiciones que se fijen para pagarles y no, eventualmente, ceñirse a lo que éste disponga unilateralmente, con la única alternativa de someter sus reclamos a consideración de un tribunal. El duhaldismo especula con la posibilidad de disminuir la tasa de interés y extender los plazos de pago, pero aplicando previamente una quita sobre el capital y con una gracia para retomar los giros al exterior. Estas bases son bastante más duras que las propuestas por el delarruismo a los tenedores locales de deuda.