ECONOMíA
• SUBNOTA › UN NEGOCIO QUE CORRE SIN FRENOS
Peligroso cruzar
› Por Julio Nudler
Colectivos, subtes, trenes suburbanos. Presión por las tarifas, tensión sindical, lock-out parcial. El Gobierno negocia en cada frente para evitar un caos en el transporte. Pero, a veces, los que aparecen como interlocutores diferentes son, en realidad, uno solo. Un mismo conglomerado económico que liga negocios diversos pero entrelazados y empresas varias. Y no solo eso: a veces el funcionario que debe representar al Estado ocurre que también fue –nadie dice “es”– consejero, ejecutivo o socio del grupo con el que hoy regatea. Y quizás ese pasado privado explique el cargo público. O no. Pero antes de avanzar conviene saber que, entretejido con el oficio de llevar y traer pasajeros, está el negocio del seguro que, obligatoriamente, todo transportista debe contratar para tranquilidad de los pasajeros. Aunque éstos, cuando deben apurar el mal trago de un accidente, tengan que ir a juicio y al final no cobren resarcimiento alguno.
Once años atrás, los hermanos Cirigliano, dueños entonces de las líneas 61 y 62, le compraron a Eloy Payá, el vencido candidato a la presidencia de Boca Juniors, una aseguradora casi fundida llamada La Uruguaya Argentina. Así desembarcaron en la cuestión del seguro. Hoy los Cirigliano son algo más que en 1991. Aunque La Uruguaya Argentina se presentó en liquidación voluntaria el año pasado, poseen LUA Seguros La Porteña y también Protección Mutual, con las cuales autoaseguran sus empresas de transporte, que son, a saber: Metrovías (los subtes y el Urquiza), TBA (trenes Mitre y Sarmiento), Transporte Automotor Plaza (que abarca numerosas líneas de colectivos), Transporte Mariano Moreno (línea 36), Transporte Mayo (141), Transporte San Vicente y Transporte Vuelta de Rocha (64), además de otras aseguradoras, de MK Rail Corporation y de Opportrans (subterráneo de Río de Janeiro). En todos los directorios aparecen Mario y Sergio Cirigliano, intercambiando cargos.
El Estado controla y regula (o dice hacer lo uno y lo otro) el transporte de pasajeros y el seguro a través de organismos separados, como son para el caso la CNRT y la SSN, pero esa fiscalización desarticulada se torna inocua ante conglomerados económicos que engloban todos esos ramos. Como la inspección en bloque no existe, cuando una firma cae bajo la lupa puede aparentar la solvencia de la que carece recibiendo activos (caja, plazos fijos, títulos públicos) cedidos por otras empresas de los mismos dueños. Acá la sábana corta sirve tanto como una larga.
Claudio Moroni, hoy de nuevo superintendente de Seguros, fue asesor y director de LUA, antes de lo cual diseñó el modelo vigente de mutuales que desampara totalmente a las víctimas de accidentes- junto con Armando Canosa, ex secretario de Transporte, también allegado a los Cirigliano. Estos compraron por monedas una pequeña compañía llamada La Porteña, de Jerome Pascual, a la que el superintendente de ese momento, Daniel Di Nucci (ejerció en los dos años finales del menemismo), se disponía a liquidar. Curiosamente, Luis Di Nucci, hermano de Daniel, era director comercial de LUA. Los Cirigliano rebautizaron su flamante adquisición como LUA Seguros La Porteña, induciendo al público a creer que La Uruguaya Argentina seguía existiendo. Moroni recuperó la conducción de la SSN cuando su antecesor, Juan Pablo Chavallier-Boutell debió dimitir por cometer la osadía de prohibir que LUA La Porteña siguiera emitiendo pólizas. Hoy lo hace sin objeciones de la Superintendencia.
Una manera eficaz de ir creciendo en el negocio del transporte de pasajeros es controlar los seguros: a través de éstos se les generan deudas a los colectiveros chicos, hasta que éstos deben entregar los bondis. Si por un lado están obligados a contratar la cobertura, por el otro, merced al régimen implantado por Moroni a fines de 1997, esas pólizas tenían necesariamente una franquicia de 40.000 pesos/dólares. Esto significa que la gran mayoría de los siniestros debe ser afrontada por los propios transportistas. Pero, sabiamente, la norma prevé que las mutualesde seguros les presten plata. Luego será cuestión de capitalizar la acreencia.
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