ECONOMíA
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“Cada país tiene el FMI que se merece”
Por Aldo Ferrer *
La Argentina tiene el FMI que se merece por la dimensión de su endeudamiento y vulnerabilidad de sus pagos internacionales. Pero, además, porque negocia mal con el Fondo. Por dos motivos. Primero, porque, como vuelve a suceder en la actualidad, su gobierno coloca al FMI en el centro del escenario, en el supuesto de que su ayuda es cuestión de vida o muerte. El Fondo adquiere así un protagonismo innecesario e impropio en un país que cuenta con los recursos necesarios y se autorrespete. Segundo, porque el diagnóstico oficial es equivocado como lo es el plantear que el problema actual radica en el exceso de gasto público. En verdad, la causa determinante de la interminable recesión y del déficit fiscal es la insuficiencia de demanda y liquidez Incluso, se desatienden recientes consejos sensatos del Fondo, como levantar el corralito y no gastar reservas internacionales en la defensa del tipo de cambio.
Argentina negocia con el peor de los FMI posibles. Es el que se merece porque su gobierno, en la misma sintonía de lo que suele llamarse el pensamiento único, supone que el país es apenas un segmento del mercado mundial gobernado por factores exógenos inmanejables por la política económica argentina. Un país en el cual solamente son posibles las políticas adaptativas a los criterios de los mercados financieros, las corporaciones transnacionales y los países centrales. Un país, en el cual, para que no queden dudas a los destinatarios del mensaje, se renuncia a los principales instrumentos de la política económica y se condecora a los acreedores como benefactores de la Patria en vez de reconocerlos como personas que legítimamente defienden sus intereses, como nosotros deberíamos defender los nuestros.
Con tal doctrina, es imposible poner al país de pie con sus propios medios y restablecer autónomamente el orden en el presupuesto, el sistema financiero y el mercado cambiario. Se descarta entonces la posibilidad de iniciar una política firme y ordenada de reactivación. La misma que ahora es posible por la pesificación, el superávit del balance comercial y la postergación de servicios de la deuda. El Fondo no hace falta para aumentar la producción y el empleo y restablecer el orden en el presupuesto, el sistema bancario y el mercado de cambios.
No es cierto que una política propia de reactivación y crecimiento es imposible porque sería rechazada por el Fondo y recaerían sobre el país sanciones tremendas por la suspensión del pago de su deuda externa. Por el temor a este riesgo, el país continúa pagando el siniestro del desempleo, la pobreza y la recesión interminable.
Otra estrategia es posible. Vale decir, una política responsable para poner en marcha a la economía argentina, que es el nudo de la cuestión. La misma que abriría una instancia viable de negociación con el Fondo en vez de esta súplica a la caridad internacional, cuyos resultados están a la vista.
El FMI es necesario para resolver la desgraciada e inevitable cesación de pagos y orientar la negociación con los acreedores con vistas a restablecer la normalidad en las relaciones financieras internacionales.
La negociación para tales fines debe seguir inmediatamente a la puesta en marcha de un plan argentino para resolver la crisis y crecer.
Pero para ello, es decir, para merecer otro FMI, es preciso reconocer que Argentina no es un segmento a la deriva del mercado mundial. Se trata, por el contrario, de un país cuyo territorio tiene una excepcional dotación de recursos naturales y es el octavo más grande del mundo. Los valores de cuya cultura son reconocidos en el resto del mundo y cuenta con los recursos materiales y humanos para resolver esta crisis que, finalmente, es de identidad y de auto confianza. El problema no está afuera, en el FMI o en los Estados Unidos. Está dentro de nuestras propiasfronteras y, en primer lugar, en el predominio de la mala doctrina. Por eso, las ideas es un territorio en el cual se resuelve el presente del país y su futuro y en donde la Universidad tiene responsabilidades insoslayables.
* Profesor Titular Consulto. UBA.
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