ECONOMíA
• SUBNOTA › EL 48% DE LA DEUDA PODRIA QUEDAR EN MONEDA LOCAL
La gran revancha del peso
Por C. Z. y R. D.
Una consecuencia secundaria, pero para nada menor, del eventual éxito del canje, podría ser que buena parte de la deuda pública se transforme a títulos en pesos. Algunos análisis, que incluso están siendo leídos con sumo interés en el Palacio de Hacienda, arriesgan que con un canje exitoso (75 por ciento de adhesión), hasta un 48 por ciento de la deuda pública total podría quedar nominada en pesos. El vuelco con respecto a los ’90 sería espectacular: de una economía que prácticamente había llevado al borde de la extinción al signo monetario local, se podría arribar a un notable proceso en el que los inversores extranjeros exhibirían sus preferencias por títulos en pesos, antes que los nominados en monedas fuertes y de aceptación internacional como el dólar, el euro y el yen.
El análisis de los especialistas que arriba a la conclusión de que hasta un 48 por ciento de la deuda pública podría quedar pesificada parte de las siguientes estimaciones: la mitad de los que opten por los bonos Discount soliciten los emitidos en pesos, al igual que la cuarta parte de los que elijan los bonos Par. A ello se agrega la emisión de los Cuasi Par, que en su totalidad se emitirá en pesos. Todas estas proporciones son razonables, de acuerdo con los datos que se manejan hoy en el mercado, y hasta en algún punto “conservadoras”. En cambio, la expectativa de llegar a un nivel de adhesión del 75 por ciento, a muchos todavía les suena demasiado optimista, aunque no irracional.
En base a dichas hipótesis, la conclusión es que el equivalente a unos 21 mil millones de dólares de la nueva emisión de bonos para el canje quedaría nominada en pesos. Si a esa cifra se le suma el stock de la deuda pública actual emitida en pesos (pre y posdefault), estimada en el equivalente a unos 43 mil millones de dólares, se arribaría a una deuda total en moneda local de 64 mil millones.
Contra una deuda pública total, al finalizar el canje, de poco más de 130 mil millones de dólares, la proporción pesificada quedaría entre el 46 y el 48 por ciento.
La emisión de deuda en pesos allá por los ’90 era impensable, porque no había plaza donde se pudiera colocar sin pagar tasas de interés exorbitantes. A pesar de que la convertibilidad garantizaba la paridad uno a uno entre la moneda local y el dólar, el diferencial de tasas entre la deuda en una y otra moneda, colocada en el exterior, hubiera resultado espectacular.
Argentina encontraría, así, un beneficio extra en caso de lograr un canje exitoso. Cuando tiene que pagar compromisos en dólares, el país se obliga a un doble superávit: el fiscal y el de balanza comercial. Para cancelar deuda en pesos, sólo está obligado a cumplir con el primero, logrando así un grado de libertad nada desdeñable.
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