–¿La curtiembre Yoma es otro ejemplo de empresa quebrada con empresarios ricos?
–Me parece que ésa es la situación. Los números crudos hablan por sí solos. Lo dije el otro día cuando fui a la planta en La Rioja: la empresa exportó por 90 millones de dólares en 2003, por 100 millones en 2004 y este año sigue al mismo ritmo. Me pregunto adónde está la rentabilidad que deja esa enorme masa de recursos. No fue a cancelar deuda, porque a los acreedores no nos pagaron un sólo peso en siete años. Los Yoma le deben una buena explicación a su gente y a su ciudad.
–¿El banco tiene forma de cobrarse la deuda?
–Vamos a trabajar para cobrarle la deuda a los Yoma y para garantizar la continuidad de las fuentes de trabajo. Estamos estudiando dentro del esquema jurídico cuál puede ser la mejor solución. Puede ser que un inversor compre la empresa.
–¿Es posible que el Banco Nación se quede con ella?
–Ese tipo de soluciones son muy difíciles. Apenas si sabemos de bancos, no tenemos recursos como para garantizar un proceso productivo muy complejo. En esto hay que ser realistas. Pero hasta que se logre algún acuerdo con los inversores que puedan estar interesados mantendremos la planta abierta para no afectar las fuentes de trabajo.