El secretario de Industria, Miguel Peirano, y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Alfredo Chiaradía, fueron los únicos funcionarios argentinos que permanecieron en Brasilia tras el regreso de la delegación encabezada por Néstor Kirchner. Su misión fue seguir con las negociaciones para implementar la Cláusula de Adaptación Competitiva. Se trata del mecanismo que pondría un freno a las importaciones frente a una avalancha de productos brasileños. A pesar de los múltiples gestos para sellar el acuerdo, la discusión técnica todavía no está resuelta. Kirchner dijo que “la idea es firmarlo el 31 de enero”, día que ambos países pusieron como tope para cumplir con ese objetivo. De aquí hasta entonces hay previstas cuatro reuniones de los equipos técnicos de ambos países, según comentó a este diario el embajador argentino en esta ciudad, Juan Pablo Lohlé. “No hay ningún elemento que nos permita decir que cedimos en el contenido de la cláusula para conseguir su aprobación por Brasil”, señaló, frente a la consulta de si el gobierno argentino tuvo que bajar demasiado sus pretensiones para avanzar con la iniciativa. “Estamos planteando un instrumento novedoso y muy importante y esperamos que se concrete pronto”, concluyó.