Mié 20.09.2006

ECONOMíA • SUBNOTA  › OPINION

El doble discurso del FMI

› Por Marcelo Zlotogwiazda

A pesar de que es una institución políticamente desprestigiada y que arroja pérdidas operativas, el Fondo Monetario Internacional sigue aumentando sus gastos, contrariamente a lo que exige para tales situaciones a sus países miembros prestatarios. De acuerdo con el Presupuesto para el año que termina el 30 de abril de 2007, sus gastos administrativos subirán un 5,4 por ciento debido principalmente al incremento de las erogaciones en personal. Uno de los beneficiarios del dispendio será el director gerente del organismo, Rodrigo Rato, que por segundo año consecutivo recibirá un reajuste y pasará a cobrar 461 mil dólares.

El alza de los gastos del FMI es una constante en su historia. Sin ir más lejos, el año pasado este diario publicó una nota al respecto encabezada en referencia al anterior año, de la siguiente manera: “Los maestros en exigir ajuste fiscal, los mayores expertos en presionar por rebajas en el gasto de los Estados, se comportan puertas adentro al revés de la austeridad que propician, decía el comienzo de una nota publicada en este diario un año atrás, pero que sirve perfectamente para iniciar este nota sobre el mismo tema, ya que la historia se repite”.

Lo diferente de este último incremento es que se da por primera vez en un contexto donde el organismo tiene sus cuentas operativas en rojo. De acuerdo con lo que figura en el último balance consolidado cerrado al 30 de abril pasado, el déficit neto es de 3500 millones de dólares. Eso se explica en parte por el señalado aumento incesante de gastos, pero fundamentalmente por la tremenda merma en los ingresos, que en dicho ejercicio bajaron más de un 25 por ciento. Esto último es consecuencia de que el Fondo se ha ido quedando sin varios de sus principales prestatarios (Brasil y la Argentina, entre ellos), lo que lo asemeja a un banco que pierde los mejores clientes y por ende deja de cobrar intereses.

No hay duda de que el diagnóstico ameritaría austeridad. Pero, además, las proyecciones sobre su destino y su función no son halagüeñas, porque basta tener en cuenta que el país en desequilibrio macroeconómico es Estados Unidos, mientras que en la mayoría de los países de peso que acudían con frecuencia al organismo lo que predomina son casos donde se combinan sobrantes de reservas, con superávit de balanza de pagos y de cuentas fiscales.

Sin importar nada de lo anterior, el FMI elevó su presupuesto de gastos administrativos a 980,2 millones de dólares para el ejercicio que finaliza el 30 de abril de 2007, lo que representa un salto del 5,4 por ciento con respecto a lo efectivamente gastado en los doce meses previos, y un 22 por ciento más que, por ejemplo, lo gastado tres años atrás.

Un tercio de las erogaciones corresponde al rubro Personal, al que le asignaron un aumento del 4,3 por ciento con relación al año anterior, lo cual representa más de la mitad del aumento en el presupuesto total. El Informe Anual justifica el envidiable nivel de las remuneraciones en “la necesidad de reclutar y mantener a un staff altamente calificado, para lo cual se requiere de un sistema de compensaciones y beneficios internacionalmente competitivos”. Para mayor detalle, se aclara que “la estructura salarial se ajusta en base a la comparación con los salarios pagados por un grupo selecto de compañías financieras e industriales de los Estados Unidos, Francia y Alemania, y con los que abonan organismos públicos representativos de los Estados Unidos”. No suele ser el criterio que ellos mismos aplican a las burocracias de los países que están bajo su escrutinio. El ajuste no dejó al margen a ninguno, incluyendo 20 mil dólares adicionales para el español Rato, que pasó a cobrar 391.440 dólares anuales como sueldo más un suplemento para cubrir gastos de representación por 70.070 dólares.

El mencionado artículo del año pasado terminaba así: “La nota de hace un año finalizaba señalando que el número de países socios del Fondo es casi el mismo que hace diez años, y textualmente sostenía: ‘Es decir que si la eficiencia global del FMI se midiera según la proporción del gasto por país, un auditor debería bajarle el pulgar. No obstante, sus funcionarios cobran cada año un poco más’. De todas maneras, esta noticia repetida no es lo peor que hay para objetarle al Fondo”. La incongruencia es ahora mayor debido a que es una institución con cuentas en rojo. Aunque por suerte la Argentina zafó de sus maldiciones.

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