Lejos de aceptar las aclaraciones de Petrobras, Julio De Vido insistió en mostrar su ofuscación hacia la compañía brasileña. “Como nunca, yo fui muy bien, muy bien interpretado por los medios de comunicación”, afirmó el ministro de Planificación desde Quito, ante la consulta realizada por la agencia estatal Télam. Esa fue la respuesta del funcionario a las declaraciones de anteayer de Petrobras, al afirmar que las declaraciones de su presidente, José Gabrielli, “fueron interpretadas de forma incorrecta”.

El cortocircuito se había generado cuando Gabrielli, desde Brasil, había criticado abiertamente la política de precios del gobierno argentino, que mantiene congelados los valores de los combustibles. De Vido le contestó con inusual dureza, al asegurar, entre otras cosas, que si la compañía no aceptaba las reglas de juego “debería irse” del país. Desde distintos sectores salieron a respaldar la férrea posición del ministro. Uno de los protagonistas que habló fue Alberto Balestrini, titular de la Cámara de Diputados. “No es saludable que el titular de una empresa que ha tenido todas las ventajas para poder invertir en el país se inmiscuya en cuestiones que corresponden estrictamente a las políticas de Estado que lleva adelante el gobierno de Kirchner”, afirmó el legislador. En una postura similar se manifestó el secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza de la Capital Federal, Oscar Lescano: “Es inconcebible, yo diría insólito, que un funcionario de otro país, porque Gabrielli representa a una empresa estatal, pretenda interferir en la política argentina”, dijo.