ECONOMíA • SUBNOTA › PERFIL DEL GRUPO LOCAL QUE ADMINISTRARA YPF
› Por Fernando Krakowiak
El Grupo Petersen es un holding fundado en 1920 que se hizo fuerte en la actividad de la construcción a partir de una activa participación en licitaciones públicas, para luego diversificarse a otras áreas estratégicas, como agroindustria, transporte y servicios. Sin embargo, su experiencia en el sector energético es prácticamente nula. La mejor carta de presentación que tuvo Enrique Eskenazi, titular de la firma, frente a los españoles es la estrecha relación que mantiene con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, verdadero impulsor de esta “argentinización”.
En la construcción su nave insignia es Petersen, Thiele & Cruz. Con esa empresa participó en las obras de la central hidroeléctrica Yacyretá, la planta nuclear Atucha II, el puerto de Ushuaia, el centro de Esquí Los Penitentes, la Torre Pirelli, la sede central de YPF, la reconversión de Puerto Madero y en numerosas obras viales, sobre todo en la Patagonia. En el negocio agrícola interviene a través de Santa Sylvia, firma dedicada a la producción de vinos y aceites de oliva. Mientras que en servicios urbanos opera con las empresas Mantenimiento y servicios urbanos y Estacionamientos Buenos Aires, esta última dedicada a la comercialización de espacios de parking en la ciudad de Buenos Aires con más de 2000 plazas.
En el área de los servicios sobresalen los intereses financieros y bancarios del grupo. Su compañía más importante es Petersen Inversiones (Pisa), que posee el 69 por ciento del Nuevo Banco de San Juan, el cual a su vez controla el 51 por ciento del Banco de Santa Cruz, el 93 por ciento del Nuevo Banco de Santa Fe y el 64 por ciento del Banco de Entre Ríos. Su expansión en este sector se incrementó notablemente de la mano de Néstor Kirchner. El Banco de Santa Cruz lo adquirió durante la segunda gobernación de aquél y luego fue el encargado de administrar los polémicos fondos que la provincia giró al exterior.
Cinco meses después de la llegada de Kirchner al gobierno nacional, Eskenazi adquirió a través del Banco de San Juan el Nuevo Banco de Santa Fe, que había quedado a la deriva luego de que el Banco General de Negocios, su controlante, fuera liquidado por una serie de irregularidades protagonizadas por la familia Rohm. La operación generó diferencias al interior del Banco Central, organismo encargado de autorizar la operación, pues dos de sus directores consideraban que el desembolso dejaba al banco comprador con menos capital que la entidad adquirida.
En junio de 2005 se quedó con el Nuevo Banco de Entre Ríos (ex Bersa), motivando un fuerte rechazo de legisladores entrerrianos que calificaron la operación como un perjuicio para la provincia y acusaron al entonces gobernador Jorge Busti de habilitar esa operación debido a los estrechos contactos que tenía Eskenazi con Kirchner. El empresario santafesino nunca negó sus vínculos con el presidente. “A nosotros como grupo nos han dado muchos títulos: en el tiempo de Alfonsín nos decían alfonsinistas, después menemistas, luego corachistas y ahora nos dicen kirchneristas. Filosóficamente he aceptado esa definición”, señaló Eskenazi el 31 de octubre de 2005, en una entrevista concedida a la revista de negocios Fortuna. Así dejó entrever que una estrategia común en el mundo empresario: ser oficialista en toda ocasión.
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