EL MUNDO › ANOCHE PELEABA POR SU VIDA EN LAS PRIMARIAS DEMóCRATAS Y MCCAIN GANABA LAS REPUBLICANAS
Mientras McCain se alzaba con la candidatura republicana, Hillary gastaba sus últimos cartuchos.
› Por Antonio Caño *
desde Washington
Al cierre de esta edición, la senadora Hillary Clinton parecía recuperar las esperanzas en el estado de Ohio. Con sólo el seis por ciento escrutado, la senadora neoyorquina superaba el 58 por ciento, frente a un 40 por ciento del senador de Illinois, Barack Obama. En Texas, en cambio, el joven candidato demócrata se perfilaba como el ganador en las primarias. Con apenas el dos por ciento escrutado, conseguía el 54 por ciento, 9 puntos arriba de su rival. Cuando empezaban a conocerse los resultados, los texanos empezaron el caucus, la segunda etapa de las internas en ese estado, cuyo resultados recién se sabrán esta madrugada. Obama se quedó con los delegados demócratas de Vermont, pero Clinton se impuso en las primarias de Rhode Island cortando una racha de diez victorias seguidas del senador de Illinois. Del lado republicano, John McCain consiguió los suficientes delegados como para convertirse oficialmente en el candidato oficialista para las presidenciales de noviembre próximo. Anoche siguió cosechando victorias y se aseguró los estados de Ohio, Texas, Vermont y Rhode Island.
Sólo con los resultados parciales, McCain se animó a salir a festejar la candidatura republicana. En Ohio, el senador de Arizona se impuso con el 60 por ciento de los votos, a 30 puntos de su rival, el ex pastor baptista Mike Huckabee, quien anoche aceptó públicamente su derrota. En Texas, el resultado fue similar. El ahora candidato oficialista superó el 56 por ciento de los votos, mientras que su rival se quedó con el 32 por ciento. En Vermont, la victoria fue aún más holgada. McCain superó el 70 por ciento de los votos. El senador y ex veterano de Vietnam todavía tiene que esperar a la Convención Nacional republicana de agosto. Sin embargo, numéricamente ya tiene los delegados necesarios para pasar sin problemas esa elección y enfrentar el último tramo para llegar a la Casa Blanca.
Obama y Clinton pasaron la noche y los últimos días de la campaña en Texas. Realizaron una intensa campaña para intentar captar los delegados necesarios para lograr la nominación presidencial demócrata. Obama cuenta con 1386 delegados, frente a los 1276 que consiguió acumular Clinton, según Real Clear Politics, el sitio de Internet que monitorea las internas en Estados Unidos. Cientos de miles de estadounidenses acudieron a las urnas desde temprano para votar en este nuevo “supermartes”, en el que se repartirán 370 delegados entre los demócratas y 265 entre los republicanos. Por primera vez en varias décadas, estos cuatro estados vieron crecer su importancia relativa en la nominación presidencial y participan activamente, ya que en las primarias anteriores los candidatos ya estaban decididos. Se preveía un record de votantes cercano a los 3,3 millones, superando los 2,7 millones que votaron en 1988. Sólo por correo se recibieron casi 700 mil votos, más del doble que en 2004,
El Partido Demócrata está exhausto y electoralmente debilitado por el duro enfrentamiento que mantienen hace más de dos meses Clinton y Obama. La dura campaña de los demócratas contra ellos mismos está dando resultados, y el partido tiene un extenuante trabajo por delante para recuperar su unidad y su imagen ganadora. Una encuesta del Instituto Pew puso en números la difícil situación de la oposición. Una cuarta parte de los votantes de Clinton en las primarias preferiría votar por el candidato republicano, John McCain, si Obama fuese el demócrata nominado. Un 10 por ciento de los partidarios de Obama haría lo mismo si la candidata del partido fuera Clinton.
La urgencia de Clinton por volver a meterse en una carrera condujo su campaña a un choque frontal con Obama en el que todo ha valido para desacreditar al rival: lo llamó inexperto, un charlatán y dejó flotar por un tiempo la idea de que podría ser un musulmán encubierto.
En parte lo ha conseguido, a juzgar por la encuesta de Pew. Un 32 por ciento de los votantes demócratas que mencionan la seguridad nacional como una de sus preocupaciones preferiría votar por McCain que por Obama. Entre los votantes en general, Obama es el peor valorado en cuanto al manejo de la política exterior, y más de la mitad de los electores vincula su nombre al concepto “inexperiencia”.
La división en todos estos meses dentro del Partido Demócrata entre grupos sociales, sexos y razas ha sido tan acentuada que el reflejo se mantiene de cara a las presidenciales. Un 20 por ciento de los votantes blancos que están con Clinton, un 15 por ciento de las mujeres, un 22 por ciento de los mayores de 65 años y un 20 por ciento de las personas con pocos estudios y bajos salarios optaría por McCain antes que darle el voto a Obama.
La deserción es inferior entre los actuales votantes de Obama. El voto negro se mantiene en un exiguo 1 por ciento a favor de McCain tanto si Obama o Clinton son candidatos. Pero hay una diferencia que puede ser muy importante en noviembre: votarían casi un 10 por ciento más si es el nombre de Obama es el que está en las papeletas.
Es más difícil de medir, pero los expertos anticipan también que toda esa corriente de jóvenes e independientes que Obama ha arrastrado a las urnas podrían volverse a sus casas si el senador de Illinois no es finalmente el candidato, o bien, como puede ser el caso de muchos independientes, irse con McCain, a quien algunos votantes ven como el menos republicano de todos los republicanos.
Públicamente, los dirigentes del Partido Demócrata intentan ser prudentes sobre las consecuencias de la rivalidad entre Clinton y Obama, pero en privado la preocupación es evidente. “Los teléfonos y los correos dentro del partido no paran, todo el mundo está buscando una solución a esto”, reconoció ayer un vocero demócrata.
Los dirigentes de la oposición saben que le están allanando el terreno a McCain. Un miembro de su campaña comentó ayer irónicamente que no van a tener que gastar mucho dinero porque los primeros videos contra Obama los van a sacar de la campaña de Clinton. O viceversa.
- De El País de Madrid. Especial para Página/12
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