Desde Madrid

Su lema de campaña era “con cabeza y corazón”, sólo que algunas manos maliciosas modificaron los carteles electorales y lo transformaron en “con coraza y cabezón” cambiando de lugar tres letras. El humor popular retrató así por adelantado la decisión del líder del PP Mariano Rajoy de hacer caso omiso del resultado electoral del pasado domingo. Ayer, después de 48 de horas de alimentar la incertidumbre sobre su futuro político, el derrotado candidato a la presidencia de España anunció que optará a la reelección al frente de su partido en el congreso que se llevará a cabo en junio. Confirmó además que no está por la labor de hacer autocrítica y hasta se manifestó esperanzado en que el voto de los residentes en el exterior, 250 mil de los cuales viven en Argentina, le otorgue al partido dos diputados más de los que ha obtenido el domingo, reduciendo su diferencia con el PSOE, que podría llegar a perder una de sus bancas en el Parlamento por este motivo. Si el PP le renueva su confianza, en 2012 Rajoy volverá a intentar por tercera vez consecutiva desplazar a los socialistas del poder.

“Me siento exactamente igual que antes de pasar por las urnas.” Con esta frase lapidaria alejada de la esperada autocrítica luego de la derrota, Rajoy compareció ayer ante la prensa pasadas las siete de la tarde para anunciar lo que ya era un secreto a voces en los medios: volverá a ser candidato a presidente del partido y no para tutelar una transición ordenada, como en algún momento habían insinuado fuentes del propio PP, sino para quedarse al frente su formación hasta la próxima cita con las urnas dentro de cuatro años. “Me quedo porque es lo mejor para el PP y porque tengo un proyecto político. En 2012 me presentaré para ganar”, concluyó.

“Hemos subido la cantidad de votos, obtuvimos el segundo mejor resultado de nuestra historia”, por lo tanto no hay motivos para cambiar nada. Desde el principio de su comparecencia Rajoy dejó en claro que la línea política del PP seguirá siendo similar a la de los últimos años y que la lectura que se hace de las elecciones del domingo dentro de las filas conservadoras es casi la misma que habrían hecho si hubieran ganado. “Hemos obtenido votos del centro, de ciudadanos que antes habían votado al PSOE, mientras que los socialistas recogieron el voto de la extrema izquierda”, afirmó el líder popular, repitiendo la lectura de los acontecimientos que había realizado el secretario general del PP Angel Acebes el día después de las elecciones.

Interrogado sobre si cambiará el modo de relacionarse con los socialistas en el gobierno, el líder conservador fue rotundo: “Soy una persona previsible –dijo–. Seguiré defendiendo los mismos principios por los cuales me han votado el 40 por ciento de los españoles”. Y por si quedaba alguna duda, ratificó que apostará “a la derrota de ETA y a que no haya ninguna negociación política” con los separatistas vascos, dando a entender que continuará con la discusión pública de la política antiterrorista del gobierno, algo que el PSOE y el resto de las fuerzas políticas le recriminaron durante la pasada Legislatura.

Para terminar de completar la imagen casi festiva, inédita en un candidato derrotado, el líder del PP afirmó que espera incluso obtener un par de diputados más cuando el Ministerio del Interior devele hoy los resultados del voto de los españoles en el exterior. No se ha hecho oficial todavía el porcentaje de los 1,2 millón de ciudadanos habilitados para ejercer su derecho que finalmente lo hicieron, 250 mil de los cuales residen en Argentina, pero ya está claro que en la provincia vasca de Vizcaya y en el distrito de Barcelona el PP compite por dos escaños que hasta ahora ha perdido, uno en manos de los socialistas y otro de los nacionalistas catalanes de Convergencia I Unió sólo por un puñado de votos. Si se repiten los resultados de 2004 entre los residentes en el extranjero, afirman fuentes conservadoras, el PP obtendría entonces los votos que necesita para ganar esos dos nuevos asientos en el Parlamento. Con lo cual quedaría con 155 diputados frente a los 168 que obtendría el Partido Socialista. Los nacionalistas catalanes, posibles aliados del gobierno, se quedarían, de confirmarse estas predicciones, con 10 diputados en vez de 11. Es decir, otro motivo más para festejar y hacer como si el domingo no hubieran perdido las elecciones.