Vie 28.03.2008

EL MUNDO  › TRES DIAS DE CHOQUES ENTRE LAS MILICIAS DE MEHDI Y LAS FUERZAS DE SEGURIDAD

Rebeldes volaron un oleoducto en Irak

La ofensiva del gobierno de Maliki contra seguidores del líder chiíta Sadr avivó los ánimos de protesta en Bagdad y Basora.

› Por Patrick Cockburn *

La ofensiva del ejército iraquí contra la milicia del clérigo radical Muqtada al Sadr en Basora no está haciendo progresos a pesar del compromiso del primer ministro iraquí, Nouri al Maliki, de luchar “hasta el fin”. En lugar de ser una muestra de fortaleza, el estancado ataque del gobierno está demostrando su tambaleante autoridad sobre gran parte de Bagdad y el sur de Irak. Mientras la situación escapa al control de Maliki, los saboteadores hicieron estallar uno de los dos principales oleoductos cerca de Basora, recortando un tercio de las exportaciones de crudo de los campos petroleros alrededor de la ciudad. El precio internacional del petróleo saltó inmediatamente un dólar por barril antes de caer.

En Bagdad, decenas de miles de partidarios de Sadr, cuya base de apoyo son los chiítas pobres, marcharon por las calles gritando cánticos exigiendo derrocar al gobierno de Maliki. “Exigimos la caída del gobierno de Maliki”, dijo uno de los manifestantes, Hussein Abu Ali. “No representa al pueblo. Representa a Bush y a Cheney”. El principal bastión del movimiento sadrista es la empobrecida ciudad Sadr, que tiene una población de dos millones y es casi una ciudad gemela a Bagdad. El tugurio densamente poblado ha sido sellado por las tropas de Estados Unidos. “Estamos atrapados en nuestros hogares sin agua o electricidad desde ayer”, dijo un residente llamado Mohammed. “No podemos bañar a nuestro hijos ni lavar nuestra ropa.”

Las calles están controladas por los combatientes del ejército Mehdi, muchos de los cuales dicen que esperan un gran ataque de los estadounidenses, aunque esto parece improbable, ya que Estados Unidos afirma que un ataque a las milicias chiítas es un asunto totalmente iraquí. En Basora, las fuerzas iraquíes han acordonado siete distritos, pero parecen estancadas en sus esfuerzos por desplazar a los combatientes del ejército Mehdi. Hombres armados, en algunos casos enmascarados, han capturado vehículos abandonados del ejército iraquí y los han pintado con slogans pro sadrista con su escudo.

Un bombardeo coordinado de morteros impactó la principal base de la policía en la ciudad al lado del río Shatt al Arab y hubo tiroteos intensos en la principal calle comercial de la capital de Irak. Una fuente del Ministerio de Interior dijo que 51 personas habían muerto y más de 200 habían sido heridas en los tres días de lucha en Basora. En un intento de asesinar al jefe de policía de Basora con una bomba, murieron tres de sus guardaespaldas.

La sorpresiva ofensiva de Maliki contra el ejército Mehdi probablemente tenga repercusiones más allá de Irak. Los estadounidenses deben haberle dado el visto bueno al ataque, aunque previamente habían elogiado el cese de fuego de seis meses declarado por Sadr el 29 de agosto y renovado en febrero como una de las principales razones por la que la violencia había disminuido en Irak. Aunque Sadr ha dicho que la tregua continúa, esto ya casi no tiene sentido.

El presidente George Bush ponderó a Maliki ayer diciendo que se enfrenta a una “dura batalla contra una milicia de combatientes y criminales”. Dijo que el primer ministro iraquí había tomado una decisión osada “al ir detrás de grupos ilegales en Basora”. Pero el rápido aumento de la violencia puede pinchar el optimismo en Estados Unidos sobre el “éxito” de la escalada para llevar a un punto crucial a la larga guerra de cinco años.

La Zona Verde, el fuertemente fortificado centro del poder estadounidense en Irak, estaba envuelto en humo ayer mientras era impactada por cohetes y morteros disparados desde los barrios chiítas. En otro golpe más a la creencia de que el aumento de tropas ha restaurado la ley y el orden, uno de los dos voceros iraquíes para el plan de seguridad de Bagdad fue secuestrado y tres de sus guardaespaldas, muertos antes de que su casa fuera incendiada.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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