Desde Bogotá

El gobierno colombiano no quiere “correr el riesgo” de que la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, secuestrada hace seis años por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), muera en cautiverio. En un intento por evitar que esto ocurra –hay insistentes versiones sobre el deterioro acelerado de su salud– formuló una propuesta a esta guerrilla nacida hace cuarenta y cuatro años: liberar de inmediato a Betancourt a cambio de la excarcelación de los guerrilleros en prisión.

Es la más grande concesión que ha ofrecido a la guerrilla: no hay límite en la condena impuesta ni en el número de guerrilleros beneficiados. El alto comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, fue el encargado de dar a conocer esta oferta, el jueves en la noche, luego de una reunión de urgencia en la casa de gobierno, motivada por la certeza del grave estado de Ingrid. “Sabemos que la condición de ella ha llegado casi a su último momento”, dijo un cura del departamento del Guaviare, zona selvática donde se encuentra la rehén.

Ingrid tiene hepatitis B, leishmaniasis –una enfermedad tropical– y una fuerte depresión. La idea es que este mecanismo beneficie a todos los llamados “canjeables”, en poder de las FARC. Pero, como dejó claro Restrepo, la prioridad es Ingrid. “La oferta muestra una clara voluntad del gobierno. Mi esperanza es grandísima”, dijo Astrid Betancourt, hermana de la secuestrada y hasta ahora dura crítica de la actitud del presidente Alvaro Uribe frente a este tema. ¿Aceptarán las FARC? ¿Estarán dispuestos a ceder en su postura inamovible de exigir al gobierno la desmilitarización de dos municipios, Pradera y Florida, para negociar el intercambio?

El ex marido de Ingrid Betancourt, Fabrice Delloye, se mostró ayer esperanzado por la disposición del gobierno de Colombia a excarcelar a guerrilleros a cambio de la liberación de rehenes de las FARC, al tiempo que mostró su temor de que se trate “de un nuevo golpe de efecto del presidente, Alvaro Uribe”.

“La propuesta del gobierno colombiano es un paso adelante, pero tiene muchas cosas confusas que deben ser aclaradas. Por otro lado, el gobierno de Uribe nos ha jugado tantas malas pasadas que desconfiamos”, dijo Delloye. Para Delloye “es un signo positivo” que Bogotá se refiera “específicamente” al caso de la colombo-francesa Betancourt, “que comprenda su situación extrema, que es la única mujer rehén de las FARC, que está en una situación física lamentable y que oiga el gran clamor de la comunidad internacional por su liberación”.

El ex marido de la antigua candidata presidencial colombiana señaló que en el decreto firmado anoche por Uribe que autoriza excarcelar guerrilleros a cambio de la liberación de los rehenes “contiene muchas condiciones que las FARC ya han dicho en el pasado que no aceptan”.

Pese al avance que supone el decreto, Delloye insistió en que, de no ir más lejos, puede quedar “como un gran gesto sin ninguna consecuencia”.

Hay otro punto complejo: los excarcelados que vuelvan a delinquir pierden los beneficios otorgados y la guerrilla quiere a sus combatientes de nuevo en sus filas. Algunos expertos aseguran que no será un impedimento, pues es un tema difícil de controlar por parte del gobierno.

La gravedad de Ingrid es la que puede llevar a las FARC a aceptar: ellos, como el gobierno, no pueden correr el riesgo de que Ingrid muera. Y esta propuesta sería una salida digna para ellos: la excarcelación es un reconocimiento político. Al contrario, Ingrid muerta los dejaría en el limbo. El gobierno francés –Ingrid es ciudadana colombo-francesa– calificó de positiva la oferta y llamó a las FARC a aprovechar “sin tardanza esta oportunidad en un momento crucial”. Es una nueva esperanza luego del pesimismo generado tras la muerte, en territorio ecuatoriano, del jefe de las FARC, Raúl Reyes. Su muerte generó una crisis del gobierno colombiano con los vecinos de Venezuela y Ecuador, no superada aún del todo. Del computador de este jefe guerrillero sigue saliendo información.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.