EL MUNDO › ELOGIOS EN HOLANDA
› Por Isabel Ferrer *
Desde La Haya
En medio de una tensa calma, el Ejecutivo holandés alabó ayer a la comunidad musulmana nacional por distanciarse con civismo de Fitna, la película contra el Corán colgada el jueves en Internet por el diputado Geert Wilders, líder de la extrema derecha de Holanda. Las autoridades se emplearon a fondo para demostrar que no compartían su visión del Islam como una “ideología fascista”. También hicieron votos para que ese mensaje oficial, y no el de Wilders, llegara a los países islámicos. De todos modos, no bajaron la guardia a la vista de las críticas que llegaron desde países como Pakistán, Irán o Indonesia, que calificaron al político de “racista” y a su obra, de “blasfema”. O bien de Jordania, que pidió el boicoteo a las exportaciones holandesas. El gobierno de Bangladesh advirtió también que no descartaba “posibles reacciones lamentables”.
En el apartado de apoyos a la postura holandesa figuró de forma prominente la Unión Europea (UE). A través de Eslovenia, que ostenta la presidencia de turno, se hizo público un comunicado subrayando que “la libertad de expresión vertebra valores y principios, pero desde el respeto a la religión y las creencias de los demás”. El Consejo de Europa también denunció la película asegurando que “indignaba a la gran mayoría de musulmanes europeos, contrarios a la violencia y que aceptan nuestros valores comunes”. Hasta el diario danés Jyllands Posten, que publicó en 2005 las caricaturas de Mahoma que desencadenaron una ola de violencia, calificó la película de “antiislámica”.
Anunciada durante semanas, Fitna retrata el Islam como una religión que “incita a aniquilar al contrario y a todo Occidente”. Hay escenas de ejecuciones de rehenes, mutilaciones genitales, menores diciendo que los judíos son “simios y cerdos”, y guías religiosos llamando a destruir a los infieles. De ahí que el gobierno haya tratado de paralizar su estreno, sobre todo después de la tragedia desatada por otra cinta, Sumisión, que criticaba el trato recibido por la mujer musulmana. Su director, Theo van Gogh, fue asesinado en 2004 por un holandés de origen marroquí. Su guionista, la ex diputada holandesa de origen somalí Ayaan Hirsi Alí, terminó marchándose a Estados Unidos tras recibir amenazas de muerte.
El jueves, minutos después de haberse emitido Fitna a través de LiveLeak, la radio y la televisión holandesas se llenaron de debates. Ayer, viernes 28 de marzo, las autoridades optaron por practicar la diplomacia interna con sus interlocutores musulmanes. Del lado oficial, sus principales protagonistas fueron la titular de Integración, Ella Vogelaar, y su colega de Justicia, Ernst Hirsch Ballin. Entre los líderes musulmanes destacó Mohamed Rabbae, del Consejo Nacional Marroquí, que pidió calma dentro y fuera del país. “Cualquier ataque lo será también contra los musulmanes que vivimos aquí”, dijo. En Holanda hay cerca de un millón de musulmanes, de los cuales un 21 por ciento es de ascendencia turca y otro 19, de origen marroquí. La Federación de Imanes invitó a su vez a la mesura durante el rezo del viernes, día sagrado de los musulmanes.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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