Vie 20.09.2002

EL MUNDO

Siempre que se habla de paz vuelve el hombre bomba

La posibilidad de que los palestinos restringieran los ataques a los colonos voló por los aires ayer en Tel Aviv, dejando 6 muertos y más de 50 heridos.

Por Jonathan Steele*
Desde Jerusalén

Israel envió nuevamente tanques al complejo de Yasser Arafat en Ramalá anoche y se escuchó fuego de ametralladora, pocas horas después de que un activista palestino detonara una bomba llena de esquirlas en Tel Aviv, matando a seis personas e hiriendo a otras, más de cincuenta. La acción militar fue ordenada después de una reunión de emergencia del gabinete convocada por el primer ministro Ariel Sharon. Aunque la bomba de ayer se la adjudicó el grupo militante Hamas, el vocero de Sharon culpó a la Autoridad Palestina de Arafat. Los políticos de derecha israelíes han pedido frecuentemente que el líder palestino sea deportado.
La bomba del ómnibus de ayer arruinó las esperanzas de que los grupos militantes palestinos fueran a restringir sus ataques sobre los israelíes a tropas y colonos en los territorios ocupados. No había habido un ataque suicida en Israel desde el 4 de agosto, la pausa más larga desde que comenzó la Intifada hace dos años. La bomba fue la segunda en dos días dentro de Israel. Un policía, actuando por una pista de que un hombre sospechoso estaba esperando en una parada de ómnibus cerca de la ciudad de Umm el Fahm en el norte de Israel el martes, fue muerto cuando el hombre detonó un cinturón bomba oculto cuando se acercó el policía.
La Autoridad Palestina fue rápida para condenar la atrocidad de ayer en Tel Aviv. La Autoridad Palestina prometió la semana pasada ponerles fin a las bombas en Israel y dijo que trataría de evitar que otros grupos las utilizaran. “Lastiman el interés nacional del pueblo palestino. Proveen al ejército sionista de ocupación y a Sharon con una excusa para continuar su política de toques de queda y destrucción”, dijo la Autoridad Palestina.
El terrorista de ayer abordó el ómnibus Nº 4 cuando se desplazaba a lo largo de Allenby Street, una calle angosta bordeada de árboles con cafés baratos y negocios. Los testigos que corrieron a la escena después de escuchar la explosión dijeron que el ómnibus sólo estaba a medio llenar. “El conductor debe haber muerto inmediatamente. Estaba totalmente ennegrecido y quemado, su cabeza inclinada hacia la izquierda”, dijo un obrero textil de Kazakhstan, que no quiso dar su nombre. Otras dos personas también murieron instantáneamente, añadió, y vio a una mujer sin cabeza. Como su cuerpo también estaba abierto, él especuló que ella podría haber sido la terrorista suicida. Pero una mujer que descendió justo antes de que la bomba explotara declaró que ella había estado parada al lado de un hombre que usaba una chaqueta abotonada hasta arriba, tenía pelo negro y un bigote y “tenía una extraña mirada en su rostro”.
La mujer, llamada Mazal, le dijo al Canal 1 de televisión de Israel: “Estaba parado justo detrás mío. Miraba hacia todos lados todo el tiempo: a la derecha, a la izquierda, hacia arriba, hacia abajo”. Dice que le advirtió al conductor antes de bajarse pero “él no le prestó atención”.
Después de la explosión, “el ómnibus siguió moviéndose lentamente como si estuviera manejado por un fantasma, y luego se incrustó contra la curva y se detuvo”, dijo otro testigo, Andrés Sevilla, un limpiador.
En el hospital de Ichilov, que atendía a la mayoría de los heridos, el Dr. Pinny Halpern, el director de medicina de emergencia, dijo que la bomba parecía haber sido más pequeña que las usadas generalmente, con menos de 10 kilos de explosivos probablemente. Pero debe haber contenido clavos y pedazos de metal. “Esto explica por qué no tenemos heridas de explosión pero sí un gran número de heridas de fragmentos de metralla en la cabeza, el cuerpo y las principales arterias”, dijo. El hospital recibió 34 heridos, uno en condiciones críticas y siete con heridas graves. La gente de afuera del ómnibus fue golpeada con pedazos de vidrio de las ventanas rotas.
El grupo militante Jihad Islámica se hizo responsable por el ataque suicida del martes contra un policía israelí. Dijo que era un mensaje para Sharon en el 20º aniversario de las masacres de Sabra y Shatila en Beirut, en las que el primer ministro, entonces ministro de Defensa, estuvoimplicado. David Baker, de la oficina de Sharon, dijo: “Los palestinos han saltado al carro del terror y están interesados en desatar hechos asesinos en toda y cada oportunidad”.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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