EL MUNDO › RECONOCIO SU DERROTA ELECTORAL Y PIDIO APOYO PARA EL CANDIDATO DEMOCRATA
La ceremonia tuvo sus momentos agridulces. Vestida de negro, no ocultó que no esperaba perder, pero enseguida usó la oportunidad para pedirles a sus seguidores que trabajaran tan duro para Obama como hicieron para ella. El senador le agradeció.
Entre abucheos, aplausos y llantos Hillary Clinton bajó su candidatura y declaró su apoyo incondicional a su rival de los últimos cinco meses, Barack Obama. Esta vez no hubo medias tintas ni sutilezas. “Hoy suspendo mi campaña, lo felicitó por su victoria y su extraordinaria campaña. Le doy mi pleno apoyo, y les pido que se unan a mí y trabajen tan fuerte por Barack Obama como lo hicieron conmigo”, dijo Clinton, intentando no abandonar su sonrisa. Mientras dentro del National Building Museum miles de simpatizantes se esforzaban por mantenerse optimistas, afuera un grupo de vendedores preparaban sus stands para liquidar las últimas remeras con la leyenda “Sí podemos, Hillary Presidente”.
La ahora ex candidata presidencial había tenido desde el martes para preparar su gran despedida en Washington. “Esta no era precisamente la fiesta que yo planeé, pero por supuesto que me gusta la compañía”, fue lo primero que les dijo a los dos mil simpatizantes, que se negaban a abandonar los carteles y las expectativas de campaña. La senadora llegó al escenario de la mano de su esposo, el ex presidente Bill Clinton, su hija Chelsea y su madre Dorothy Rodham. Todos estaban de estricto negro, lo que contrastaba con los colores pastel del salón y los millones de papelitos azules, rojos y blancos que caían del techo.
En el centro del cuadrado rojo que hacía de escenario y flanqueada por dos enormes columnas doradas, la ex primera dama intentó imprimirle optimismo a su derrota. “Pueden estar orgullosos de que desde ahora no sea sorprendente que una mujer gane la primaria de un estado, que una mujer se acerque a la nominación y hasta piense que puede ser presidente de los Estados Unidos”, se congratuló, y una ovación inundó el museo. Durante los primeros minutos de su discurso, Clinton habló de los logros de los cinco meses de campaña: cerca de 18 millones de votos y las victorias en estados clave como Nueva York, California, Ohio y Texas. Hasta ahí el auditorio le respondió con su grito de batalla “Sí podemos”.
La alegría no fue tan rotunda cuando después de los primeros 15 minutos empezó a llamar a la unidad demócrata y a votar por Obama en noviembre próximo. “Quizás empezamos viajes diferentes, pero hoy nuestros caminos se han juntado”, señaló y los aplausos se empezaron a mezclar con abucheos. A pesar de la resistencia, la senadora neoyorquina no abandonó su objetivo. “Cada momento que desperdiciamos mirando al pasado nos impide avanzar”, dijo, adoptando un tono casi maternal. “La vida es muy corta, el tiempo muy preciado y las apuestas muy altas para detenernos a pensar en lo que habría pasado”, agregó.
Mientras muchos asentían con la cabeza o miraban con orgullo a su candidata, otros simpatizantes se negaban a aceptar su recomendación. “Hillary se ganó mi apoyo por su posición en varios temas importantes para mí y ahora le toca a Obama ganárselo también”, dijo Terry O’Neill, una feminista, que lucía una remera con el lema “Dejen que el aborto siga siendo legal”. David Helfenbein, un joven de 21 años que viajó desde Nueva York para presenciar el último discurso de campaña de Clinton, tampoco está seguro de apoyar a Obama en noviembre. “Necesito sentarme y pensarlo bien antes de hablar del futuro”, aseguró.
Muchos de los que apoyaron a la ex primera dama durante los últimos cinco meses temen que Obama vaya más allá de los “principios demócratas”. Mientras escuchaba el discurso con lágrimas en los ojos, Cristina Antelo, una joven de origen cubano de 31 años, se negaba a apoyar a Obama en noviembre. “No quiero que mi presidente se vaya a reunir con los Castro y tomarse unos mojitos en La Habana”, advirtió, repitiendo una de las principales críticas de los republicanos y los sectores conservadores. El senador de Illinois sostuvo durante la campaña que si gana la presidencia estará dispuesto sentarse a dialogar con el presidente cubano.
La ex primera dama prometió sumarse inmediatamente a la campaña para llevar a Obama a la Casa Blanca, pero no habló de la vicepresidencia. El jueves a la noche los dos ex rivales charlaron en Washington durante una hora. De la reunión no se sabe nada, excepto que ambos salieron sonriendo e intercambiando bromas. Ayer el senador y virtual candidato presidencial demócrata volvió a reavivar los rumores sobre una posible fórmula. “Nadie mejor que la senadora Clinton sabe cuán desesperadamente Estados Unidos y el pueblo estadounidense necesitan un cambio, y yo sé que ella continuará estando al frente de esa batalla este otoño y por muchos años”, dijo.
Ayer Clinton recibió el apoyo del influyente ex candidato presidencial negro Jesse Jackson para la candidatura a vicepresidente. “Demostró ser una buena candidata”, opinó.
Obama agradeció las palabras de apoyo de Clinton. “Obviamente, estoy encantado y honrado de tener el apoyo de la senadora Clinton. Pero más que eso, la honro por realizar una campaña valerosa e histórica”, señaló.
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