EL MUNDO › SUPUESTA ORDEN DEL PENTáGONO EN GUANTáNAMO
Un abogado de un preso en Guantánamo denunció al Pentágono por ordenar a los interrogadores de esa base destruir evidencia en caso de que dieran testimonio sobre el trato a detenidos. La acusación explosiva fue hecha por el capitán de la marina William Kuebler, quien aseguró el domingo pasado que las instrucciones fueron incluidas en un manual de operaciones que le mostraron los fiscales. Kuebler es el defensor de Omar Kahdr, un joven que fue capturado en Afganistán a los 15 años y que puede ser el primer niño procesado por crímenes de guerra en la historia moderna de los tribunales de guerra. Desde el Pentágono dicen que están estudiando el tema.
Cuando Estados Unidos se preparaba para acelerar los juicios a los presos de la base militar de Guantánamo, en Cuba, un militar complicó los planes. “Si las notas escritas a mano fueron destruidas en conformidad con el manual de procedimientos, el gobierno privó de manera intencional a los abogados de Omar (Kahdr) de evidencia clave con la cual cuestionaría la veracidad de sus declaraciones”, dijo Kuebler.
El defensor de Kahdr tiene con qué probar su sospecha. La semana pasada llegó a sus manos el manual que contiene las presuntas instrucciones a los interrogadores para que destruyan documentación sobre sus tareas. “La misión tiene asuntos legales y políticos que podrían derivar en que los interrogadores sean convocados a dar su testimonio. El mantener al mínimo la cifra de documentos con información de interrogatorios puede minimizar ciertas cuestiones legales”, indica el material citado por Kuebler.
Omar Kahdr, de 21 años y nacionalidad canadiense, está acusado de crímenes de guerra por haber arrojado una granada que mató a un soldado estadounidense durante un combate en Afganistán en 2002. De ser hallado culpable, enfrenta una máxima sentencia de cadena perpetua.
Kuebler asegura que en el caso de su defendido la evidencia presuntamente destruida es crucial, ya que las acusaciones en su contra se basan en los testimonios que le extrajeron en la base aérea de Bagram, en Afganistán, donde estuvo preso en julio de 2002, y en Guantánamo, donde llegó en noviembre de ese año. El año pasado, el grupo canadiense Abogados Contra la Guerra denunció que procedimientos de hábeas corpus realizados por Estados Unidos indican que el joven sufrió un deterioro psicológico significativo como resultado de la tortura.
El descubrimiento de Kuebler puede convertirse en un gran dolor de cabeza para el gobierno de George W. Bush. En momentos en que organismos de derechos humanos acusan a Estados Unidos de torturar a los presos de Guantánamo, las nuevas pruebas pueden fortalecer las demandas de otros detenidos que exigen suprimir del juicio las confesiones hechas en Guantánamo. Allí, el ejército norteamericano planea procesar hasta 80 de los casi 270 presos ante los primeros tribunales de Washington para crímenes de guerra desde la Segunda Guerra Mundial.
Hasta ahora, la mayoría de los detenidos no ha tenido un juicio en seis años. Pero esta semana, el Pentágono anunció que se añadirán, en los próximos tres meses, 108 abogados militares a la querella y defensa. Así, el gobierno busca acelerar el proceso judicial antes de que lleguen las elecciones de noviembre, según denunció el pasado octubre un ex fiscal jefe del tribunal que renunció tras quejarse de recibir presiones.
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