El gobierno de Estados Unidos incrementó las operaciones clandestinas para desestabilizar a Irán. A pedido del presidente norteamericano George Bush, el Congreso de su país aprobó a fines del año pasado un envío de 400 millones de dólares para aumentar el respaldo estadounidense a las organizaciones disidentes y realizar inteligencia para recolectar información sobre las actividades nucleares de Teherán, informó ayer la revista norteamericana The New Yorker.

Desde hace unos meses, Washington intensificó sus actividades encubiertas en Irán bajo la directiva secreta “Hallazgo presidencial”, un documento altamente clasificado que será publicado una vez iniciadas las operaciones y que, por ley, Bush debe informar a los líderes republicanos y demócratas del Congreso.

Sin embargo, los jefes demócratas están perplejos por la escalada de actividades transfronterizas dentro de Irán, particularmente la autorización del uso de fuerza letal por parte de fuerzas especiales estadounidenses con el fin de perseguir “blancos de gran valor”, que no parecen estar cubiertos por la directiva de Bush, de acuerdo con la investigación de Yorker.

La iniciativa de Washington está enfocada en socavar el programa nuclear iraní y “tratar de desestabilizar el gobierno mediante un cambio de régimen”, el trabajo con grupos de la oposición dentro de Teherán y la “entrega de dinero”. Entre los sectores de la disidencia, serían apoyados los árabes de Alwazi o minorías de Beluchistán. Según la revista norteamericano, el respaldo a los disidentes podría desencadenar una ola de represalias en Irán, algo que a su vez podría motivar una intervención de Estados Unidos.

Aunque las operaciones contra Irán no son algo nuevo, “el alcance y la escala de estas actividades, que incluyen a la CIA y el Mando Conjunto de Operaciones Especiales, se han expandido de manera significativa”, explicó el autor del artículo Seymour Hersh, el primer periodista que reveló las torturas en la cárcel iraquí de Abu Ghraib.

“Altos líderes demócratas del Congreso me dijeron que están preocupados sobre la posibilidad de que lo que ellos entienden que implican las nuevas operaciones sea diferente de lo que interpreta la Casa Blanca”, indica el artículo. Hersh cita entre sus fuentes a militares retirados, miembros de los servicios secretos y del Congreso.

En un momento en que funcionarios y expertos israelíes alimentan la versión de un potencial ataque militar contra Irán antes de que domine la tecnología de enriquecimiento de uranio a nivel bélico, la publicación estadounidense destacó la oposición del ejército norteamericano a bombardear Teherán. “El Mando Conjunto, cuyo presidente es el almirante Mike Mullen, se resistió con mucha fuerza a la presión que ejerció la Casa Blanca para atacar militarmente a Irán”, señaló.

En declaraciones al programa Late Edition de la cadena CNN, el embajador de Estados Unidos en Irak, Ryan Crocker, negó que se desarrollaran operaciones para cruzar la frontera desde el país árabe a Irán, como afirma el artículo. “Aseguro tajantemente que las fuerzas estadounidenses. no cruzan la frontera iraquí para operar en Irán, en el sur o en cualquier otro lugar”, dijo el diplomático.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.