Mié 16.07.2008

EL MUNDO  › TRAS LOS PASOS DEL CRIMINAL ARIBERT HEIM, EFRAIM ZUROFF HABLARá CON ANíBAL FERNáNDEZ

El cazanazis llegó a Buenos Aires

Después de pasar un tiempo en Puerto Montt y Bariloche, cerca de donde probablemente se esconde uno de los criminales más sádicos que tuvo el régimen de Hitler, Zuroff habló de su misión con PáginaI12 en un hotel del barrio de Belgrano.

Cada tanto el Sherlock Holmes israelí suelta una carcajada, como si estuviera seguro de que esta vez el carnicero de Mauthausen va a caer en la trampa. Efraim Zuroff, el último cazador de nazis, llegó la semana pasada a Chile y luego visitó Bariloche tras los rastros de Aribert Heim, el médico rico de las SS, que se ganó el apodo de Doctor Muerte por inyectar combustible en los corazones de sus víctimas. “Estamos más cerca que antes”, dijo Zuroff al llegar a Buenos Aires, en una entrevista con PáginaI12, en un hotel del barrio de Belgrano.

Cuenta que la última vez que ubicó a una criminal nazi, el plan se frustró porque ella se murió antes de que un juez firmara su orden de arresto. “Mierda, estaba muy frustrado”, recordó en inglés el historiador de Tel Aviv e integrante del Centro Simon Wiesenthal. Ahora dice que su visita a Sudamérica fue un éxito, aunque Heim sigue sin aparecer. “Algunos nos gritaron váyanse, pero la mayoría nos apoyó”, señala. Mañana se reunirá con el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, mientras espera que lo llamen para recibir más información al 15-3590-4100.

–¿Cuáles son las novedades sobre Heim?

–Lo que puedo decir es que recibimos varias pistas importantes y estamos más cerca que antes, pero no podemos dar detalles. En los últimos meses los abogados de Heim estuvieron pidiendo documentos al tribunal de Baden Baden, donde el hombre trabajó como ginecólogo en 1962, cuando se pidió su captura. Aparentemente alguien le avisó y se escapó. Esta solicitud es la que fortalece la hipótesis de que está vivo. Si no lo estuviera, sus abogados no se molestarían, ya que nunca lo habían hecho.

–¿Por qué visitó Chile y Argentina?

–Para hacer público el caso y lograr más resultados. Estamos por lanzar una campaña de avisos con una recompensa de 315.000 euros a cambio de información que permita capturar a Heim. Yo tomé la decisión estratégica de venir a Sudamérica y creo que fue muy importante ir a Puerto Montt y a Bariloche porque la gente se enteró de lo que pasa. Ya habíamos estado en el 2007, pero no se supo mucho en ese entonces. Ahora la población se quedó impactada y nos sirvió para conseguir información.

–¿Intentó reunirse con la hija de Heim?

–Sí. Primero arreglamos una reunión con un intermediario, que no se hizo, y después fuimos a su casa rodeados por toda la prensa, pero no hubo respuesta. Nunca la vi físicamente. Los periodistas nos seguían todo el tiempo. Después resultó que podría haber viajado a Austria. La idea no es acosarla, ella no es la nazi.

–¿Cuál fue la reacción de la comunidad argentina y chilena?

–En Puerto Montt nos gritaron “Esta tierra es de paz, váyanse”. Nos criticaron por (la política israelí hacia) Palestina. Sin embargo, esto nos ayudó mucho a difundir nuestra misión y la mayoría de la gente nos mostraba su apoyo en la calle. En Bariloche nos conocían menos que en Puerto Montt, donde estuve tres días en la portada de los diarios.

–¿Queda viva alguna víctima de Heim?

–Mató a todas, pero documentó cuidadosamente día a día todos sus crímenes. Yo los vi, son muy impactantes, castró gente, torturó, usó sus partes para decorar su oficina, inyectó combustible en los corazones de sus víctimas. Era un asesino múltiple.

–¿Qué haría si supiera dónde está él?

–Contactaría inmediatamente a la policía del país en donde está para que lo envíen a juicio en Alemania. Hay una orden de captura de ese país, de Austria y de Interpol. Cualquier país que forma parte de Interpol, como Argentina o Chile, tiene orden de capturarlo. Nosotros somos una ONG y no podemos arrestar a nadie.

–¿Qué apoyo recibió hasta ahora de Argentina?

–El jueves me reúno con Aníbal Fernández, que nos ayudó mucho. Desde la transición a la democracia, la situación cambió enteramente. Cuatro criminales nazis fueron extraditados. Sin embargo, Argentina nunca inició una investigación a fondo como lo hicieron Estados Unidos, Australia y Canadá.

–¿Qué tipo de respaldo tiene del gobierno de Israel?

–Principalmente moral y político para urgir a los países a que cooperen, pero no es un apoyo muy activo.

–¿No tuvo otro tipo de ayuda?

–¿Del Mossad? No, que yo sepa (risas).

–Le pregunto porque su trabajo no es precisamente académico.

–Si mira nuestra lista de los nazis más buscados, sabemos dónde están todos, con excepción de Heim. Tenemos direcciones y teléfonos porque no se esconden. No es un problema de detectives, sino político, porque el país donde se cometió el crimen o donde se aloja el nazi no quiere llevarlo a juicio. Ese es el caso de Austria, Lituania y Latvia.

–Entonces no es un cazador de nazis, sino un lobbista político.

–No soy un secuestrador. Mi trabajo es un tercio detective, un tercio historiador y un tercio político.

Entrevista: Juan Manuel Barca.

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