Sáb 19.07.2008

EL MUNDO  › WASHINGTON ACEPTó NEGOCIAR CARA A CARA EL PROGRAMA NUCLEAR IRANí

Irán ya no es el Eje del Mal de Bush

La canciller norteamericana confirmó ayer el drástico giro en política exterior de Bush al mandar al número tres del Departamento de Estado a negociar con el representante iraní y evaluar la reapertura de una sede diplomática.

La secretaria norteamericana de Estado, Condoleezza Rice, confirmó ayer un cambio de estrategia de Estados Unidos en el tema nuclear iraní al enviar un emisario de alto rango para participar en las negociaciones con el principal negociador de ese país, el sábado en Ginebra.

Desde Ankara, el canciller iraní, Manuchehr Mottaki, se congratuló por ello y admitió además la posibilidad de conversar sobre la apertura de una oficina de intereses norteamericana en Teherán y de establecer enlaces aéreos entre ambos países. Ambos países rompieron relaciones diplomáticas en 1980.

“Estados Unidos no tiene enemigos permanentes”, afirmó Rice a los periodistas para justificar el envío del secretario de Estado adjunto, William Burns, a Ginebra para la reunión prevista entre el principal negociador iraní, Said Jalili, y el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana.

Será la primera vez que un representante de Washington participe directamente en negociaciones sobre el programa nuclear de Teherán. Burns se reunió ayer durante 20 minutos con el director del organismo de inspección nuclear de la ONU, Mohamed El Baradei, para discutir el polémico programa nuclear iraní, pero no quiso hablar con la prensa al salir del encuentro.

La secretaria de Estado explicó que con ello Washington está enviando el mensaje de que “apoya totalmente la vía que podría tomar Irán para mejorar sus relaciones con la comunidad internacional”.

“Es una señal fuerte para el mundo entero de que hemos tomado muy en serio el enfoque diplomático y que seguiremos haciéndolo”, agregó. Washington insistió en que Burns irá a escuchar y no a negociar y que el evento será una “única vez”. Pero la decisión marca un giro político espectacular por parte de Estados Unidos, que hasta ahora supeditó cualquier negociación directa con Teherán a la suspensión de sus actividades de enriquecimiento de uranio, que sospecha podrían tener fines militares. Solana discutirá un paquete de incentivos ofrecidos a Irán en junio por las seis potencias implicadas en las negociaciones (Gran Bretaña, China, Francia, Alemania, Rusia y Estados Unidos), a cambio de que Teherán congele su proceso de enriquecimiento de uranio.

Rice subrayó que apoya la propuesta de los Seis, pero agregó “que a todo el mundo le tiene que quedar claro que Estados Unidos pone la misma condición a la apertura de negociaciones con Irán, la suspensión comprobable del enriquecimiento y tratamiento” de uranio.

La participación de Estados Unidos constituye “un nuevo enfoque positivo”, dijo Mottaki, esperando que éste “se refleje también en el contenido de las conversaciones”. “Si las negociaciones continúan así, espero un resultado positivo”, afirmó.

“Lo que nos importa es saber con qué actitud participarán en las conversaciones. Si es con una actitud constructiva y se abstienen de los errores del pasado, seguro que tendremos discusiones constructivas”, opinó por su parte Said Jalili, que preside el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán.

“En las conversaciones abordaremos los puntos comunes de ambos paquetes y las ideas de ambas partes para continuar las negociaciones”, agregó, aludiendo a la propuesta de Irán centrada en “la utilización pacífica de la energía nuclear” que no menciona sin embargo la suspensión del enriquecimiento.

Solana reconoció que la participación estadounidense “sólo puede tener un impacto positivo”, aunque destacó que no ha visto ningún signo de avance hasta el momento y expresó su esperanza de que se produzca el sábado.

Para que haya avances, dijo el canciller francés, Bernard Kouchner, los iraníes tendrían que aceptar la idea de congelar inmediatamente el enriquecimiento de uranio o mantenerlo en su nivel actual, lo que han rechazado hasta ahora.

A cambio, las seis potencias se comprometerían a no añadir más sanciones a las previstas en las tres resoluciones ya adoptadas contra Irán por la Organización de las Naciones Unidas.

La administración Bush también hizo circular la propuesta de abrir una embajada en Teherán para tener una presencia diplomática en Irán por primera vez en casi treinta años, desde que los países rompieron relaciones tras la Revolución Islámica de 1979.

“Creo que podría haber un acuerdo en la cuestión de abrir una oficina de protección de intereses estadounidense”, dijo Mottaki, quien prefirió no utilizar la palabra embajada para la misión diplomática que Washington quiere abrir en Teherán.

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