EL MUNDO › EL CANDIDATO DEMóCRATA SE REUNIó CON LOS LíDERES DEL PAíS BAJO OCUPACIóN NORTEAMERICANA
El portavoz del premier iraquí Nuri al Maliki situó el proyecto de repliegue de tropas en plazos muy parecidos a los contemplados por el aspirante a la Casa Blanca. El demócrata estipuló que en 16 meses logrará el objetivo. Su rival republicano, abajo en los sondeos, lo criticó.
› Por Antonio Caño *
Desde Washington
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ratificó ayer ante el candidato presidencial demócrata, Barack Obama, su deseo de una pronta retirada de las tropas norteamericanas, con lo que esta opción, que parecía aventurera y remota hasta hace pocos días, se ha convertido ya en la salida más probable de una guerra en la que Estados Unidos ha empantanado sus recursos y su prestigio internacional.
Obama se reunió con Maliki en la sede de la jefatura del gobierno iraquí, en la zona verde de Bagdad, entre las mismas medidas de discreción y extrema seguridad que caracterizaron el paso del candidato demócrata por Afganistán. Obama sólo dijo al término de la entrevista que ésta había resultado “constructiva”. Tampoco hubo comentarios tras su conversación con el presidente iraquí, Yalal Talabani.
Maliki, sin embargo, quiso aclarar algunos malentendidos de los últimos días con respecto a su posición sobre la retirada de tropas. El portavoz oficial del primer ministro, Ali al Daddagh, afirmó que su gobierno era partidario de que los soldados norteamericanos abandonasen Irak antes de concluir 2010. Ese plazo es casi coincidente con el plan de Obama de culminar el repliegue 16 meses después de su llegada a la Casa Blanca, lo que, con el permiso del electorado, ocurriría en enero de 2009. “Esperamos que en 2010 las tropas de combate se hayan retirado de Irak”, dijo el portavoz. Esta declaración precisa otra hecha el pasado fin de semana por el propio Maliki a una publicación extranjera y que generó gran controversia en EE.UU. El primer ministro iraquí dijo a la revista alemana Der Spiegel que respaldaba el calendario de retirada de Obama. Esa entrevista desató las iras de la Casa Blanca, que reclamó urgentemente una aclaración. Tras la intervención de funcionarios de la embajada norteamericana en Bagdad, Ali al Daddagh acusó al semanario de haber confundido la frase de Maliki traducida por el intérprete oficial.
La prensa norteamericana ha tenido acceso a la grabación de la entrevista hecha por Der Spiegel y ha comprobado que lo traducido y lo publicado se ajusta a las declaraciones hechas por Maliki. Su portavoz trató ayer de cerrar esta polémica, situando el proyecto de retirada del gobierno iraquí en plazos no idénticos, pero muy parecidos a los contemplados por Obama.
De esta manera, el candidato demócrata queda en una posición mucho más cómoda dentro de su país para defender el repliegue, pese a los éxitos que está teniendo la nueva estrategia militar puesta en marcha desde hace año y medio por el jefe de las tropas norteamericanas en Irak, general David Petraeus. El candidato republicano, John McCain, insistió ayer en que Obama debe de admitir el mérito de esa estrategia, conocida en inglés como surge. “Este viaje a Irak representa una gran oportunidad para que Obama reconozca los éxitos alcanzados, una gran oportunidad para reconocer que su criterio sobre el surge era equivocado”, manifestó McCain.
Pese a que las cifras dan la razón a McCain –y al presidente, George Bush– en este aspecto, su idea de permanecer en Irak sin plazo fijo va perdiendo por minutos oxígeno y razón de ser. La Casa Blanca ha terminado aceptando, tal como consta el borrador del acuerdo negociado con el gobierno iraquí, el principio de que la presencia militar en aquel país debe de tener “un horizonte temporal”.
McCain asume también la reducción escalonada del contingente en Irak –más de 140 mil soldados–, pero advierte que hay que hacerlo al ritmo que exigen las condiciones militares sobre el terreno y sin fijar un plazo determinado. Un árbitro involuntario de este debate puede ser el propio general Petraeus, con quien se entrevistó Obama el lunes en Bagdad y a quien el candidato demócrata siempre ha dedicado palabras de respeto y admiración. Preguntado este fin de semana en una entrevista si consideraba que la retirada de tropas en 16 meses era un plan viable, contestó con un insuperable: “Eso depende”. Petraeus pasará en pocas semanas a situarse al mando de todas las tropas norteamericanas en Medio Oriente, incluido Irak, y permanecerá en ese puesto cuando el próximo presidente asuma el cargo. Considerando su hoja de servicios y su prestigio, es fácil imaginar que tendrá mucho que decir en el futuro de esa guerra.
Obama se traslada hoy, precisamente, al corazón de Medio Oriente, al “frente central”, por utilizar sus propias palabras, del conflicto extendido en la región. Empezará en Jordania y continuará mañana en Israel y los territorios palestinos. Ahora ya con periodistas, cámaras y citas públicas, disfrutando de una popularidad que pocos políticos norteamericanos han tenido antes, pero afrontando también los riesgos de una intensa exposición en un problema y en una región en la que han resbalado antes los más consagrados y experimentados estadistas.
* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.
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