EL MUNDO › EL CANDIDATO OBAMA FUE RECIBIDO COMO UNA ESTRELLA DE ROCK
El aspirante demócrata prometió renovar la cooperación transatlántica y aseguró que un eventual gobierno suyo curará las heridas causadas por la administración Bush. Siguiendo las huellas de JFK, Reagan y Clinton, usó el simbolismo de la capital alemana.
› Por Anne Penketh *
Desde Berlín
Barack Obama trajo su mensaje de esperanza a Europa anoche, comprometiéndose a curar las heridas producidas por la era Bush y prometiendo renovar la cooperación transatlántica. En un discurso ante decenas de miles de alemanes y otros europeos reunidos al pie de la Columna Victoria en Berlín, el demócrata habló como un ciudadano, no como un candidato presidencial. Invocó el espíritu del puente aéreo de Berlín hace exactamente 60 años como el ejemplo de un tiempo cuando Estados Unidos y Occidente apoyaron a la gente de Berlín dividida por el bloqueo comunista. “Pueblos del mundo, miren a Berlín”, dijo, constantemente interrumpido por aplausos y gritos de este público joven en su mayoría. “Pueblo de Berlín, pueblos del mundo, éste es nuestro momento, ésta es nuestra hora.”
El puente aéreo había sido una muestra de solidaridad con la cual los pilotos occidentales se habían ganado los “corazones y las mentes”, dijo. “Ahora el mundo mirara lo que hacemos con este momento”, continuó, mientras pedía una verdadera sociedad. Podía haber unidad en temas que iban desde sacar a un niño de la pobreza en Bangladesh hasta ayudar a los disidentes en Birmania, a los bloggers en Irán, a los votantes en Zimbabwe. La multitud enloqueció. Habían llegado al Parque Tiergarten caminando, en bicicleta o corriendo para escuchar el discurso de Obama mientras el sol se escondía detrás del Angel Dorado sobre la columna, pero el discurso era largo en ideales y retórica y corto en detalles. Lo aplaudieron más cuando delineó su visión de la paz en Medio Oriente, un mundo sin armas nucleares, enfrentando el calentamiento global y derrotando al terrorismo.
Se había esperado que diera un mensaje “de amor duro” a los europeos en un momento en que Alemania, su anfitrión, está bajo presión para que envíe más tropas a Afganistán. Lo más cerca que llegó a eso fue cuando habló de compartir el peso y el sacrificio conjunto.
El discurso fue el centro de una agotadora gira internacional que lo ha llevado a Afganistán, Irak, Israel y la ciudad palestina de Ramalá. En un momento, el miércoles en Israel, le confesó al líder de la oposición de derecha que estaba tan cansado que podría dormirse parado. A los 45 años es popular en Europa por su juventud, su vitalidad y su agenda por el cambio. Las encuestas de opinión en Alemania muestran que el 75 por ciento de la población quiere que él gane en noviembre contra John McCain, cuyos asistentes se refieren irónicamente a Obama como “El”.
Estaba pisando las huellas de ex presidentes estadounidenses, como John F. Kennedy, Ronald Reagan y Bill Clinton, que usó el simbolismo de la capital alemana dividida para dar mensajes históricos. Cuando los periodistas le preguntaron durante su vuelo a Berlín sobre los paralelos con los discursos de Kennedy, que declaró “Ich bin ein Berliner” (Yo soy un berlinés) y Reagan, que instó al presidente Mijail Gorbachov a que “tirara abajo el muro”, Obama les restó importancia a las comparaciones históricas. “Ellos eran presidentes. Yo soy un ciudadano.” También señaló que su dominio del alemán “no era muy bueno”. Pero dijo que se había elegido Berlín para su discurso clave por sus éxitos, en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, en unir el continente europeo.
Obama dijo que no consideraba el evento de ayer como una manifestación política aunque todos estaban conscientes de su público real a través del Atlántico. Dijo que quería comunicar a ambos lados del Atlántico “el enorme potencial nuestro restaurando un sentido de unión”. En el discurso, eso fue expresado como una oportunidad de “rehacer el mundo”. El equipo de Obama había estado preocupado por el impacto en Estados Unidos de las imágenes de decenas de miles de estáticos alemanes, quienes –con los franceses– habían sido ridiculizados por la administración Bush como parte de un “eje de ratas”.
Obama, que se opuso a la guerra de Irak, es esperado en París hoy antes de volar a Londres para terminar su viaje con conversaciones con Tony Blair, Gordon Brown y David Cameron –es ese orden–. El presidente Nicolas Sarkozy, cuyo predecesor Jacques Chirac tuvo relaciones tensas con el presidente George Bush, se tomó el trabajo de arreglar las cosas con la administración estadounidense.
Los funcionarios británicos niegan estar ofendidos por la decisión de Obama de dar su apoteótico discurso en Berlín y no en Londres. Pero para los alemanes la elección de Berlín fue una obvia necesidad. “La política exterior británica ha virado desde la hiperpresencia a la casi no presencia”, dijo Constanze Stelzenmller, de la German Marshal Fund, una think-tank berlinesa. “Gran Bretaña ha desaparecido de Europa y la relación transatlántica, excepto sobre temas cercanos a los intereses de Brown, tales como Africa y la pobreza.”
Sin embargo, la canciller alemana, Angela Merkel, es vista como la principal estadista de Europa, con un record de responsabilidades hacia Europa y ha sido “la mujer más poderosa en el mundo” para la revista Forbes durante los últimos dos años. Anoche no quedaban dudas de lo que pensaba la multitud de Obama. Fue recibido como una estrella de rock en Berlín, aunque no necesitaba el grupo de precalentamiento para los simpatizantes fanáticos. Cuando terminó, la multitud seguía cantando “Obama, Obama” como si esperara un bis.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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