Sáb 26.07.2008

EL MUNDO  › SU ALIADO PRINCIPAL EN EL CONGRESO FUE PRESO POR “PARAPOLíTICA”

Uribe perdió a su gran aliado

Carlos García es un caudillo de Tolima, viejo lobo de mar, presidente del partido más importante del oficialismo y conocido operador del presidente y el ministro de Defensa. Lo detuvieron porque los paramilitares confesaron.

El presidente colombiano, Alvaro Uribe, perdió a su segundo hombre de confianza en menos de tres meses por el escándalo de la parapolítica. Primero cayó su primo Mario Uribe y ayer le tocó el turno al presidente del partido más importante de su alianza política.

Temprano a la mañana, un equipo del Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía de Santa Marta tocó la puerta de la habitación de Carlos García, senador y presidente del Partido de la U, la principal fuerza oficialista en el Congreso. Unos minutos después salía esposado y muy tranquilo de su hotel, en el paquete balneario de la costa caribeña. “Es un hecho lamentable. Soy completamente inocente”, les dijo a las cámaras que lo esperaban en la calle. Con él ya suman 70 los legisladores investigados por presuntos vínculos con los grupos paramilitares. Casi todos son aliados del presidente Uribe y la mitad está en la cárcel.

La noticia cayó como una bomba en el uribismo y reavivó las críticas desde la oposición. “Ya es hora de que el presidente de la Nación diga algo. No puede ser que todos sus amigos caigan presos y él no tenga ninguna responsabilidad política”, reclamó el senador opositor Jorge Robledo, en diálogo telefónico con este diario. La detención de García es el golpe político más duro para el mandatario después del arresto de su primo. Los dos eran reconocidos por las otras bancadas como los principales operadores políticos del Palacio de Nariño en el Senado. “Cuando García hablaba, uno sabía que estaba escuchando las palabras del presidente”, recordó Robledo.

Aunque el Partido de la U de García no es oficialmente el partido del liberal Uribe, fue creado por orden suya al comienzo de su mandato para unificar a las seis fuerzas que lo apoyaban. El encargado de fundarlo fue nada menos que el hoy poderoso ministro de Defensa, Juan Manuel Santos. En apenas cuatro años, la U se convirtió en la primera fuerza en el Senado y la segunda en la Cámara baja, pisándoles los talones a los liberales.

Cuando asumió como ministro, Santos entregó la presidencia del partido a García, un ex liberal y experimentado senador que había sido presidente del Congreso y ya hacía casi una década que ocupaba su banca. Viejo caudillo del departamento de Tolima, una región hoy famosa por los sangrientos crímenes que cometieron los paramilitares durante los años noventa, no era uno de los legisladores más activos en los debates, pero sí un referente indiscutido a la hora de negociar.

Tan indiscutido como que desde fines de los noventa los paramilitares dominaban Tolima. Entre el 2000 y el 2004, las organizaciones indígenas de la zona habían contabilizado cerca de dos mil casos de asesinatos y torturas. Ninguna de las víctimas eran guerrilleros ni paramilitares, sino dirigentes campesinos, miembros de la comunidades indígenas y sindicalistas cafeteros.

A finales de 2005, en sólo una semana, cuatro cadáveres de líderes campesinos aparecieron tirados en las afueras de un pueblo del norte del departamento, dos dirigentes sociales fueron acribillados en el centro de una ciudad vecina y las paredes de los centros urbanos de la zona se llenaron con una misma leyenda: “Feliz Navidad les desea el bloque centauros de las AUC (el principal grupo paramilitar)”. Unos meses después, Carlos García volvía a ser reelegido con una amplia mayoría en Tolima.

Según la Cruz Roja y los pobladores, grupos armados de Tolima siguen asesinando y acosando a la población. Desde hace un año la Corte Suprema abrió una investigación sobre las presuntas alianzas entre el bloque Tolima y las autoridades de ese departamento. Según las confesiones de tres mandos medios desmovilizados, el senador García y el ex diputado liberal Pompilio Avendaño –actualmente detenido– habrían sido los hombres elegidos por los paramilitares para representarlos en las elecciones legislativas de 2006. Los testigos incluso aseguraron que García se reunió por primera vez con los líderes del grupo armado en 2001, cuando ocupaba la presidencia del Congreso. Ayer García renunció a la presidencia del partido.

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