EL MUNDO › DURA DERROTA EN UN BASTIóN DEL LABORISMO
› Por Patricia Tubella *
Desde Londres
Una ventaja de 365 votos, que permitió a los independentistas escoceses arrebatar al laborismo su escaño por Glasgow Este, amenaza con convertirse en la derrota para Gordon Brown. Los resultados de la elección parcial en esta circunscripción escocesa confirmaban ayer la debacle del Partido Laborista en el que fue uno de sus más sólidos bastiones durante casi 60 años, cuestionando aún más el liderazgo del primer ministro británico.
Los laboristas fueron incapaces de retener un feudo donde, hace tan sólo tres años, obtuvieron el 60% de apoyo. Esta mayoría parecía una barrera muy difícil de franquear, pero el Partido Nacional Escocés (SNP) consiguió el vuelco electoral, que precisaba una oscilación del voto del 22%. Su líder y primer ministro de Escocia, Alex Salmond, subrayaba que esto es un claro mensaje dirigido a Downing Street. En la misma línea, el dirigente tory David Cameron reclamó a Brown el llamado a elecciones generales anticipadas. De celebrarse hoy unos comicios legislativos, los sondeos auguran una victoria conservadora.
A pesar del golpe electoral encajado en su Escocia natal, Gordon Brown se declaró dispuesto a “seguir trabajando”, para presentarse como el mejor líder para conducir al país “en tiempos difíciles”, cuando la amenaza de recesión económica acecha al Reino Unido. Pero sus correligionarios se plantean serias dudas sobre la capacidad de Brown de protagonizar una cuarta victoria consecutiva para un Partido Laborista en descomposición.
Coincidiendo con el inicio del Foro de Política Nacional en Warrick, tres días de debates en el seno del laborismo para preparar su estrategia política, voces como las del líder sindicalista Paul Kenny o el diputado Graham Stringer reclamaban la cabeza de Brown. Los analistas vaticinan que esa demanda puede devenir un clamor cuando el partido celebre su congreso anual el próximo septiembre. Varios diputados del partido confirmaban su desconfianza hacia el líder incluso antes de la votación de Glasgow Este. El pánico había cundido entre las filas laboristas días antes de la jornada electoral, ante la percepción de que sus votantes estaban dispuestos a castigar al gobierno a causa del aumento de los precios.
Glasgow Este es una de las zonas más deprimidas de todo el país, con una esperanza de vida para los hombres cinco años inferior a la media escocesa. La tasa de embarazos adolescentes es un 42% superior al resto de Escocia y el de-sempleo llega al 25%. El nivel de dependencia de los subsidios sociales, se tradujo hasta hoy en un voto cautivo para el laborismo, pero la merma de confianza en su liderazgo y los estragos de la crisis propiciaron una desmovilización de ese electorado. Un gran sector de la clase media en esta circunscripción, se dejó seducir por el pujante perfil como gestor de Salmond desde que aterrizara en el Ejecutivo escocés, en mayo del año pasado.
El discurso que culpa al gobierno de Londres del declive económico hizo mella. Durante la campaña, el jefe del gobierno autonómico visitó Glasgow Este en una docena de ocasiones, consciente de la brecha abierta entre los votantes laboristas. Ante aquellos que le atribuían un exceso de confianza en la victoria, Salmond podía esgrimir las recientes humillaciones electorales sufridas por el partido de Brown, la más grave en mayo, en Londres. Las cifras le daban ayer la razón: el SNP obtenía 11.277 votos, contra los 10.912 de los laboristas. El triunfo del nacionalismo allana el camino a la propuesta de Salmond de convocar un referéndum sobre la independencia de Escocia en 2010.
* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.
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