Desde Belgrado

El abogado de Radovan Karadzic utilizó ayer una treta legal que le permite aplazar su entrega a La Haya hasta la semana que viene: apuró el plazo para apelar hasta el último minuto posible y entregó la documentación por correo en una oficina remota justo antes de que cerrara. Como el correo cierra el fin de semana, el documento no llegará hasta el lunes, con lo que es casi imposible que Karadzic viaje a La Haya antes del martes.

Tras pasar 12 años prófugo, el ex presidente de la República Srpska –entidad serbia integrada en Bosnia-Herzegovina– no sólo deberá responder por los delitos de genocidio y crímenes contra la humanidad. Las asociaciones de víctimas preparan demandas de compensaciones millonarias. Y es probable que también se lo investigue por los 28 millones de dólares –18 millones de euros– que presuntamente se llevó consigo al huir.

La familia de Karadzic que vive en Pale –capital de la República Srpska– no ha recibido aún autorización para visitarlo. Ni su esposa ni sus hijos, ni sus cuatro nietos, de los que sólo conoce a uno porque los demás nacieron después de su desaparición. Pero el hermano que vive en Belgrado sí pudo visitarlo y contó a la prensa local detalles de la nueva vida del reo: está bien tratado, pasa las horas leyendo la Biblia y libros de eruditos religiosos serbios y tiene con él los iconos religiosos que pidió. Hasta ahora apenas come, salvo pan, porque teme ser envenenado. Eso sí, bebe mucha agua.

Cada día a las 5 de la tarde hay pequeñas manifestaciones de protesta en Belgrado. El Partido Radical, que prepara una gran marcha para el martes coincidiendo con el eventual envío a La Haya, calentó ayer el ambiente: “El presidente comete traición (entregando a Karadzic) y en Serbia la traición no se perdona. Dios la castiga hasta la séptima generación de su familia. Zoran Djindjic (primer ministro prooccidental asesinado en 2003) tuvo suerte porque pagó él solo”, dijo la dirigente radical Vierica Radeka.

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.