EL MUNDO › CRECE LA AMENAZA TERRORISTA A DíAS DE LA APERTURA DE LOS JUEGOS
Dos hombres que llevaban granadas y cuchillos embistieron un camión contra un grupo de policías en la ciudad de Kashgar, en la región musulmana de Xinjiang, y mataron a dieciséis uniformados. Sospechan de los movimientos musulmanes.
› Por José Reinoso *
Desde Beijing
La amenaza terrorista sobrevuela Beijing. Dos hombres armados con granadas caseras y cuchillos lanzaron ayer un camión contra un grupo de policías en la ciudad de Kashgar, situada en la región musulmana de Xinjiang, en el oeste de China, provocando 16 muertos y otros 16 heridos, según informó el gobierno. El ataque elevó un grado más la preocupación ante la posibilidad de que se produzcan actos terroristas durante los Juegos Olímpicos, que comienzan el viernes.
La autoría no ha sido reivindicada, aunque la agencia oficial Xinhua dijo, citando fuentes policiales en Kashgar, que se sospecha que se trató de “un atentado terrorista”. El ataque es uno de los más sangrientos registrados en la región autónoma hecho público en los últimos años.
El asalto se produjo a las ocho de la mañana, cuando los policías de frontera estaban haciendo gimnasia en la calle cerca de su cuartel. En ese momento, un camión embistió contra el grupo, provocando una masacre. Tras chocar con un poste eléctrico, los dos hombres que estaban en el camión se bajaron, arrojaron varias bombas en los barracones del cuartel y arremetieron a cuchilladas contra otros oficiales. Un total de 14 agentes murieron en el acto, mientras otros dos fallecieron cuando eran trasladados al hospital. Los dos atacantes fueron detenidos, uno de ellos con una herida en una pierna.
Beijing no identificó a los culpables, pero las autoridades han asegurado repetidas veces en los últimos meses que los movimientos musulmanes que buscan la independencia de Xinjiang –donde existe un gran resentimiento contra el gobierno de Pekín entre la minoría musulmana uigur– suponen una gran amenaza para la seguridad de los Juegos, y planean realizar ataques durante la competición.
El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos (Bocog) afirmó que se estaba investigando si hay alguna relación entre el incidente y el evento deportivo, pero rápidamente lanzó un mensaje tranquilizador. “Hemos reforzado la seguridad en todas las instalaciones y en la villa olímpica. Estamos perfectamente preparados para responder a cualquier amenaza”, dijo Sun Weide, portavoz del Bocog.
La agresión se produjo tras las explosiones que tuvieron lugar el mes pasado en la ciudad de Kunming (en la provincia sureña de Yunnan) y, en mayo, en Shanghai, que dejaron un total de cinco muertos. Un grupo llamado Partido Islámico del Turkestán (TIP, en sus siglas en inglés) reclamó la autoría. Algunos expertos creen que el TIP es la rama política del Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, una organización que persigue la independencia de Xinjiang y opera también en Afganistán, y que ha sido calificada por la ONU y Estados Unidos como terrorista.
China asegura que la policía de Xinjiang ha desmantelado en la primera mitad del año cinco células terroristas, ha abortado varios atentados y ha detenido a 82 supuestos terroristas, aunque entregó pocas evidencias que lo prueben. Beijing ha negado que el TIP realizara los ataques en Kunming y Shanghai, aunque no ha dicho quiénes fueron los responsables.
Kashgar se encuentra en la ruta de la seda, 4000 kilómetros al oeste de Pekín, cerca de las fronteras con Tayikistán, Pakistán y Afganistán. Es una ciudad con gran presencia de la minoría de origen turco uigur, un casco antiguo con numerosas mezquitas y barrios con un gran parecido a algunos de países como Turquía o Siria. Pero en los últimos años ha sufrido una gran transformación ante la creciente llegada de chinos de la etnia han, la mayoritaria en el país.
Muchos uigures no se sienten chinos, rechazan los fuertes controles religiosos que ejerce Pekín y critican que Xinjiang, a pesar de tener grandes depósitos de gas y petróleo, sea una de las zonas más pobres del país. La prensa china, totalmente controlada por el gobierno, recoge sólo de vez en cuando noticias sobre la violencia en la región autónoma, donde existe una oposición armada de irregular actividad desde hace décadas, y es difícil saber hasta qué punto el terrorismo islámico supone una amenaza. Algunas organizaciones de derechos humanos y uigures han acusado a las autoridades chinas de exagerar la amenaza para encubrir la represión sobre cualquier tipo de disidencia. Xinjiang tiene 8,3 millones de uigures.
La policía ha sometido a una vigilancia especial a los miembros de esta minoría que viven en Pekín con ocasión de los Juegos. Pero la presión ha alcanzado incluso a chinos han, algunos de los cuales fueron rechazados recientemente en hoteles de Pekín porque son residentes en Xinjiang, según fuentes cercanas a éstos.
Las autoridades afirman que la mayor amenaza proviene del Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, a quienes hay que sumar los activistas y separatistas tibetanos, el grupo espiritual de inspiración budista Falun Gong (ilegal en China) y los movimientos extranjeros que pretenden impulsar la democratización del país asiático.
* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.
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