EL MUNDO › TEXAS SUSPENDIó LA EJECUCIóN DEL JOVEN MEXICANO
Como en las películas, José Ernesto Medellín esperaba anoche un milagro. A último momento, el estado de Texas decidió suspender su ejecución y esperar el fallo de la Corte Suprema. Después de meses de presión internacional, el mexicano de 33 años, acusado de matar y violar a dos jóvenes, estaba a un paso de ganar 30 días más de vida. La Corte Suprema debía expedirse antes de la medianoche de ayer sobre un recurso presentado por la defensa, basado en una decisión de la Corte Internacional de Justicia de la ONU que pedía suspender la ejecución y revisar su caso. Según La Haya, ni Medellín ni otros 50 mexicanos condenados a pena de muerte en Estados Unidos tuvieron acceso a su consulado cuando fueron detenidos, como establece el derecho internacional. Si a la cero hora nada pasaba, la ejecución quedará suspendida al menos un mes.
Ayer el propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, salió a pedir una prórroga. “Todas las decisiones y órdenes del Tribunal Internacional de Justicia deben ser respetadas por los Estados. Estados Unidos debe tomar todas las medidas para garantizar que se detenga la ejecución de este ciudadano mexicano”, reclamó el líder surcoreano desde México, donde participa de la XVII Conferencia Internacional sobre Sida. La Corte Internacional ordenó en julio pasado a Washington que suspendiera la ejecución, así como la de otros cuatro ciudadanos mexicanos, porque no recibieron a tiempo la asistencia consular que les correspondía.
El presidente George Bush respondió rápido al pedido de la ONU y llamó a que se revisaran todos los casos. Sin embargo, Texas se negó en nombre de la separación de poderes y recordó que los fallos de la Corte Internacional no son legalmente vinculantes. La Corte Suprema le dio la razón en este punto. Pero ahora el tribunal norteamericano debe expedirse sobre un recurso que presentó la defensa de Medellín. Utilizando los argumentos de La Haya, el abogado del mexicano pidió suspender la sentencia hasta que se pueda rever su caso, cumpliendo con todos los procedimientos legales.
Medellín ayer cumplió con todos los rituales previos a la ejecución. Tuvo su última comida, pasó cuatro horas con sus padres, su hermana y su mejor amiga y luego se puso el traje. Pero a las 18, cuando lo tenían que venir a buscar para ir a la sala de ejecución, donde lo esperaba la jeringa, sonaron las campanas de la cárcel. Una lluvia de aplausos explotó afuera y el mexicano supo que todavía no era el final.
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