EL MUNDO › SEGúN GEORGIA, LAS TROPAS DE MOSCú SE MANTIENEN FIRMES
Mientras los comandantes militares rusos hablaban de un repliegue hacia las regiones donde están las fuerzas de paz, Georgia y EE.UU. denunciaban que la promesa de Medvedev no se estaba concretando. Es más, que estaban ampliando su presencia.
› Por Kim Sengupta *
Desde Gori
Las fuerzas rusas continuaban ocupando los pantanos de Georgia ayer, a pesar de la promesa del presidente Dmitri Medvedev de retirar sus fuerzas. Rusia también ha sido acusada de reforzar su presencia militar en Osetia del Sur. El canciller georgiano dijo que no había señales de que los rusos se estuvieran retirando, y que, en todo caso, estaban ampliando su presencia. Georgia se niega a dar más detalles, pero los funcionarios de Estados Unidos, en Washington, que pidieron quedar en el anonimato, dijeron que los rusos habían desplegado misiles de corto alcance en Osetia del Sur, desde donde los misiles SS-21 podían llegar a Tiflis, la capital georgiana. Las tropas también se posicionaron ayer en Igueti, a menos de 35 kilómetros de la capital.
Las últimas acciones rusas parecen contradecir una declaración del subjefe del Estado Mayor ruso, coronel general Anatoly Nogovitsyn, que dijo que había comenzado la “retirada” de las fuerzas rusas hacia las regiones donde están la fuerzas rusas de la paz. Medvedev visitó la región y condecoró a soldados rusos en Vladikavkaz por su valentía frente a la “cobarde agresión” del ejército georgiano, que comenzó la guerra el 8 de agosto.
Gori, la ciudad más grande en Georgia ocupada por los rusos, estaba aislada de los medios internacionales por los soldados rusos en autos blindados. Decían que no tenían idea de cuándo se retirarían. The Independent se encontró con una población enojada, tanto entre los rusos como en el gobierno de Georgia. Mientras se formaban largas colas en las puertas de un lugar en la ciudad en que se distribuían alimentos, los residentes se quejaban de que no les daban prácticamente nada.
No había evidencia casi de gran saqueo dentro de la ciudad, como había afirmado el gobierno georgiano. Sin embargo, algunos de los lugareños acusaban a ciertos soldados rusos de actos de brutalidad. Un cuerpo yacía cerca de un puesto de control ruso en un camino que conducía a la ciudad. Arkady Chumbanadze, de 70 años de edad, dijo que su hijo de 26 años fue muerto por soldados rusos dos días atrás. “Estaba tratando de cruzar el puente cuando un soldado ruso en el puesto de control abrió fuego sin motivo. Le disparó dos veces en el pecho y una vez en la cabeza. Lo enterramos el mismo día. Mi padre murió luchando para el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra y yo mismo serví como guardia soviético en la frontera turca. Nunca le hice daño a Rusia, ¿por qué asesinaron a mi hijo?”, preguntaba.
La bandera georgiana flameaba a media asta en la municipalidad, donde una estatua gigante de Stalin mira hacia la plaza principal en su ciudad natal. Era el punto de reunión de las tropas georgianas antes de que lanzaran su ataque sobre Tskhinvali, la capital de la provincia separatista de Osetia del Sur. Un 80 por ciento de la población de Gori huyó después de que la ciudad fuera atacada por aire y tierra por Rusia. Algunos han comenzado a regresar, pero hay poca comida.
Lea Lazarishvili acaba de recoger la ración para su familia, que consiste en tres paquetes de fideos y algunas lentejas sueltas. Dijo: “Hemos venido de nuestro pueblo que queda a ocho kilómetros de aquí y que fue destruido, Miren esto. ¿Se puede vivir de esto en el siglo XXI? Gracias a Dios que los rusos no dejaron entrar a los osetios pero ¿dónde está el ejército y el gobierno georgianos? Los rusos están paseando en tanques por nuestra ciudad”.
Marina Aleshina, una mujer rusa casada con un georgiano, dijo: “Las tropas rusas han sido muy amables. Les dan chocolates a los niños y cigarrillos a los hombres. Ahora tenemos miedo de lo que sucederá cuando se vayan, la milicia osetia simplemente entrará y habrá problemas. La ciudad fue puesta bajo toque de queda por las fuerzas rusas y las calles comienzan a vaciarse al atardecer. Georgi Tamashvili, que se estaba apurando a dirigirse hacia su casa, dijo: “No creemos que se haya acabado el problema, a la noche podemos oír disparos en las áreas circundantes. Necesitamos fuerzas internacionales aquí tan pronto como sea posible”.
El principal hospital de Gori, que antes del conflicto tenía 400 empleados, ahora sólo tiene 30. Actualmente hay nada más que dos pacientes. Un médico dijo: “Estamos exhaustos y no tenemos suficientes insumos. No sé qué haremos si aparecen más pacientes”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux