EL MUNDO › SEGUN AMNESTY, PARAGUAY TIENE UNAS FF.AA. DESPRESTIGIADAS
El flamante presidente de Paraguay pasó a retiro a los comandantes cercanos al gobierno colorado y nombró a oficiales “más jóvenes e institucionalistas”. Sólo dejó al general Bernardino Soto Estigarribia.
A menos de una semana de haber asumido, Fernando Lugo cambió la cúpula militar y policial de un plumazo. Después de varios días de rumores, el nuevo presidente paraguayo decidió pasar a retiro a los comandantes cercanos al gobierno anterior y nombrar a oficiales “más jóvenes e institucionalistas”, según explicó ayer su vocero, Augusto Dos Santos, en una conferencia de prensa. El único sobreviviente fue el general Bernardino Soto Estigarribia, un declarado amigo del ex presidente Nicanor Duarte Frutos y comandante de las fuerzas militares. La semana pasada, apenas 24 horas después de jurar en el cargo, Lugo ya había advertido que las cosas cambiarían en el mundo castrense. “Nunca más los militares serán utilizados para reprimir o agredir a sus compatriotas. A partir de este momento estarán al servicio de la comunidad”, había prometido.
Paraguay tiene unas fuerzas armadas relativamente pequeñas –según el último censo apenas superan los 20 mil efectivos–, mal financiadas y muy desprestigiadas. Durante los últimos años, Amnistía Internacional denunció repetidamente a los militares de ese país por reclutar menores de edad y maltratar a los soldados más jóvenes, hasta llegar en algunas ocasiones a muertes no aclaradas. En la campaña, Lugo prometió cambiar con estas prácticas internas.
También el ex obispo se comprometió a poner fin a los numerosos abusos denunciados por las organizaciones campesinas y sindicales en el interior del país. Gracias al apoyo incondicional de los sucesivos gobiernos colorados, estos crímenes pocas veces llegaban a las cortes y, si lo hacían, casi nunca eran condenados. Hace dos semanas, cuando Lugo terminaba de afinar los detalles de su nuevo gobierno, el general Soto Estigarribia organizaba una despedida en la Academia Militar para el saliente presidente colorado. Según la prensa local, el general le agradeció a Duarte Frutos por haberles dado a las fuerzas armadas el lugar que merecía. Ayer el comandante, el único que sigue en su cargo, no hizo ninguna declaración. El diario paraguayo La Nación sostuvo que estaba molesto porque Lugo no lo había consultado ni avisado de los cambios.
Pero el ex religioso ya había dado señales. El martes pasado ordenó retirar tres pedidos de ascenso, solicitados por Duarte Frutos el mes pasado. Los beneficiados eran los comandantes de las tres armas que fueron removidos ayer: el general Humberto Gregor Pacher (fuerza aérea), el vicealmirante Vidal Villalba (armada) y Juan Bautista Gómez (ejército). Los tres venían siendo cuestionados por la bancada que ahora responde a Lugo por supuestos casos de corrupción e incompetencia.
El segundo gesto de Lugo hacia la cúpula militar llegó cuando anunció que, en contra de lo que dice la Constitución, quería ser protegido por policías de grupos especiales y no por el Regimiento Escolta Presidencial, dependiente del Comando Conjunto. En los noventa, el ex presidente Juan Wasmosy, desconfiando de la lealtad de los militares, buscó resguardo en la policía. La oposición de las fuerzas armadas lo obligó a aceptarlos y tres años después, en circunstancias poco claras, el mandatario acusó al entonces coronel Lino Oviedo de intentar derrocarlo.
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