Vie 29.08.2008

EL MUNDO  › SEGUN EL POLITOLOGO FRANCES ALAIN ROUQUIE, QUE ESTUVO DE VISITA EN LA ARGENTINA

“El Mercosur y la UE se estancaron”

En una conferencia ante un auditorio colmado, el ex diplomático se explayó sobre las dificultades que enfrentan los bloques regionales de la Unión Europea, el Mercosur y la Comunidad Andina.

“Hoy les voy a hablar de las crisis de las integraciones regionales y los desafíos de la democracia.” Con palabras de profesor, Alain Rouquié abrió el martes su disertación en la Alianza Francesa. El politólogo francés de 69 años fue invitado a Buenos Aires para explicar por qué considera que los procesos regionales de integración perdieron su dinamismo. “Hoy, el principal problema para el Mercosur se llama Brasil”, dijo ante un auditorio casi colmado, y aprovechó la frase para sacar chapa. “Sé lo que les digo. Además de estudiarlo, fui embajador en Brasil”, agregó.

Rouquié dedicó gran parte de su obra al estudio de las democracias y los gobiernos militares en América latina. En paralelo a su vasta carrera académica, que incluye una larga lista de títulos y publicaciones, de-sarrolló una extensa actividad diplomática. Además de Brasil, fue embajador plenipotenciario en El Salvador, Bélice, México y Etiopía.

Su cátedra del martes a la noche comenzó con una afirmación: tanto el Mercosur como la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y la Unión Europea (UE) están estancados. Y si bien las causas difieren en cada caso, las crisis no se pueden entender sin referencia al funcionamiento efectivo de la democracia en los bloques.

En el Mercosur, asegura Rouquié, la falta de concertación financiera y de coordinación macroeconómica entre los socios llevaron al bloque a una crisis en la que se mantiene desde 2000. “Las limitaciones del Mercosur se deben a que la integración no se ha institucionalizado. Se maneja de forma estrictamente intergubernamental, a nivel político, aun cuando se trata de problemas que no son políticos. Y por consiguiente el Mercosur está parado”, asegura.

La razón del parate regional, explica Rouquié, obedece a una cuestión de dimensiones. “Existe una enorme asimetría entre los socios y Brasil, un gigante de fuerte capacidad industrial, cuyo PIB representa el 50 por ciento del PIB continental y supera en dólares al de Rusia y al de la India”, sostiene. “Más allá del discurso sobre la opción estratégica y el destino que representa el Mercosur, Brasil siempre se ha opuesto a las instituciones del bloque. No quiere compartir el poder y trata de sacar el beneficio máximo con el compromiso mínimo”, agrega.

Para el académico, el estancamiento de la CAN reside en una situación contraria a la del Mercosur. “El Mercosur no tiene institucionalización, pero tiene cierto grado de integración comercial. La CAN tiene un formidable aparato institucional, con rasgos supranacionales, tiene instituciones de integración muy desarrollados, tiene secretaría permanente, un brazo financiero y organizaciones de fomento, un Parlamento andino. Pero no tiene integración. El comercio interbloque es sólo del 10 por ciento”, explica. Esa escasez de ventajas económicas serían las razones por las que Chile no se sumó al bloque y Venezuela se fue.

Según Rouquié, parte del estancamiento de los procesos integracionistas también se explica por el contexto económico mundial, signado por la demanda de materias primas. “La prosperidad actual de América del Sur alienta el individualismo nacional y también el nacionalismo ideológico. Los países de la región miran hacia el mercado mundial, cada uno por su cuenta. La integración regional deja de ser una prioridad y los intereses nacionales se imponen a los compromisos regionales”, asegura.

De todas formas, Rouquié considera que, más allá del estancamiento, los procesos de integración sirvieron para alejar toda posibilidad de regreso de los autoritarismos. “La integración en Sudamérica no ha sido obstaculizada por la democracia, sino que ha servido para afianzarla.”

Algo distinto pasó en Europa, asegura Rouquié, donde también se estancó el bloque continental. Allí, sin embargo, el problema principal es el de la ampliación de las fronteras de la Unión, que llevó a los fracasos del intento constitucional en 2005 y del Tratado de Lisboa, este año. En ambos casos, los pactos fracasaron en aquellos países en que fueron sometidos a refréndum: Francia y Holanda en 2005 e Irlanda en 2008. “La ampliación sin límites de fronteras, con poca racionalidad, fue un factor de angustia para los ciudadanos”, asegura el francés, y explica que en las consultas sobrevolaron los fantasmas de la inmigración y el desempleo.

Rouquié considera que los tres países donde los referéndum fracasaron triunfó la democracia de opinión sobre la democracia representativa. Las conclusiones que el francés saca de ello no son auspiciosas. “En el conjunto de Europa, desde 1993, en la mayoría de los referéndum hubo respuestas negativas. Hay un problema democrático”, admite. Y concluye que en Europa se demostró que “la opinión es volátil, emocional, se inscribe en el corto plazo, favorece el statu quo, eminentemente conservadora y nacionalista. Cuando las integraciones son procesos de gran amplitud”.

Informe: Martiniano Nemirovsci.

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux