Desde Washington

El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, John McCain, reveló ayer que Sarah Palin, gobernadora de Alaska, será su vicepresidenta si gana las elecciones de noviembre. McCain, que aceptará la nominación de su partido en la Convención Nacional Republicana de la próxima semana, eligió como compañera electoral a una mujer joven, con poca experiencia política y notoriamente conservadora en asuntos sociales, como el aborto. “Ella es exactamente lo que yo necesito. Es exactamente lo que necesita este país –dijo McCain en un acto conjunto celebrado ayer en la Universidad Estatal Wright en Dayton, Ohio–. Es una mujer de gran integridad, sentido común y devoción por el bien de la comunidad. Es lo que hoy en día nos pide Washington.”

El hecho de anunciar ayer su decisión le sirvió a McCain en dos frentes estratégicos. Por un lado, desvió la atención sobre el hecho de que ayer cumplía 72 años, convirtiéndose en el candidato más mayor en presentarse por primera vez a unas elecciones. Además, logró que las cadenas de televisión dejaran de repetir fragmentos del discurso de aceptación de la nominación por parte Barack Obama, celebrado en Denver la noche anterior. Todo parecía meticulosamente premeditado ayer para hacerle sombra al gran momento del candidato demócrata, incluso la elección del lugar, una pequeña localidad de Ohio, un estado políticamente no comprometido y decisivo en las próximas elecciones.

McCain se encargó de recordar en su presentación de la candidata que esta semana se celebra el 88º aniversario del sufragio femenino en Estados Unidos, un marco idóneo para revelar que, por primera vez en la historia, una mujer será candidata al Ejecutivo por parte del Partido Republicano. En esta elección hay una clara apelación al reducto rebelde de demócratas que siguen pensando que Obama le arrebató las elecciones a Hillary Clinton de forma deshonesta.

“Déjenme agradecerle a la senadora Hillary Clinton su determinación y su fuerza”, dijo Palin en el clímax de su discurso. “Clinton agrietó 18 millones de veces el techo de cristal –añadió, utilizando una frase que había utilizado Michelle Obama, en referencia a la cantidad de votos que recibió la senadora por Nueva York en las primarias–. Nuestro trabajo no acabó con ella. Las mujeres aún podemos romper ese techo, de una vez por todas.” Aun así, uno de los grandes atractivos de Clinton para muchas de sus votantes fue su dilatada defensa del aborto, un argumento importante de la agenda feminista del que carece Palin.

Durante meses, el equipo de asesores de McCain ha analizado si debía elegir a una persona que contentara a las bases conservadoras del sur de Estados Unidos y al voto evangélico, estimado en ochenta millones de personas, o si se debía decantar por un político independiente, del estilo del senador John Lieberman, que fue candidato demócrata a la vicepresidencia con Al Gore en 2000. Se barajó incluso el nombre de Carly Fiorina, ex directiva de la empresa Hewlett Packard y asesora financiera en la campaña de McCain. El senador desestimó esta opción por ser Fiorina una firme defensora del derecho al aborto.

Al final, el candidato republicano se decantó por una conservadora de actitud rebelde, bautizada por sus enemigos políticos como “Sarah Barracuda”. “Este es un momento en el que los principios y la independencia política importan mucho más que simplemente la línea del partido”, aseguró ayer la candidata a vice.

Mientras McCain ha renunciado en las últimas semanas a su imagen de independiente dentro de su propio partido, ha elegido a una compañera de viaje que no ha dudado en enfrentarse al aparato republicano de Alaska en el pasado. Ganó las elecciones en diciembre de 2006, después de derrotar en las primarias republicanas al que entonces era gobernador, Frank Murkowski, a quien la candidata acusó de corrupción y de doblegarse ante los intereses de las grandes compañías petrolíferas que operan en Alaska.

En 2004, antes de ser gobernadora, renunció a su puesto como supervisora en la Comisión de Conservación de Gas y Petróleo de Alaska, acusando a la cúpula de su partido de “carecer de toda ética”. Gracias a dos denuncias públicas de Palin, tuvo que dimitir el presidente del partido en Alaska, Randy Ruedrich, y el fiscal general del Estado, Gregg Renkes, por sus lazos con empresas energéticas. Aunque se define a sí misma como ecologista, Palin está a favor de permitir más perforaciones en busca de gas natural y petróleo en el suelo de Alaska. Una de sus medidas más importantes como gobernadora ha sido la de construir un conducto de gas natural desde Alaska hasta el resto del territorio estadounidense, con la intención de revitalizar económicamente este Estado de 680 mil habitantes y situado en el Artico, entre Canadá y Rusia.

El primero en celebrar la elección de Palin dentro del Partido Republicano fue el propio presidente George Bush. “Es una reformista, una sensata administradora del dinero de los contribuyentes y una acérrima promotora de la responsabilidad en el gobierno”, la elogió en un comunicado difundido por la Casa Blanca. El mandatario le dio una mano a McCain y recordó que el candidato del oficialismo “busca el cambio”. “McCain demostró una vez más su compromiso de reformar Washington”, dijo, desde el corazón de la capital estadounidense.

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.