EL MUNDO › UN DECRETO PARA AGRANDAR LA BASE DE DATOS DESATO UNA PELEA EN EL GOBIERNO FRANCES
Nicolas Sarkozy hizo realidad el sueño más profundo de la ideología policial y la pesadilla más densa de quienes defienden las libertades públicas. El punto que generó más polémica es el fichar a menores de 13 años.
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Edvige, un fichero policial destinado a recabar informaciones sensibles sobre los individuos, rompió la sacrosanta unidad del Ejecutivo francés. Confrontado a las críticas de varios de sus ministros, del Sindicato de la Magistratura, de la Orden de los Médicos, de los organismos de defensa de derechos humanos y hasta de las mismas Naciones Unidas que pusieron en tela de juicio el fichero Edvige, el presidente francés tuvo que salir a calmar el juego y, sin renunciar a la controvertida base de datos, Nicolas Sarkozy adelantó algunas modificaciones y planteó una concertación a fin de poner término a una controversia que hubiese podido costarle el repunte de popularidad constatado en los últimos meses. Edvige, cuyas siglas significan “Explotación documentaria y valorización de la información general”, es el sueño más profundo de la ideología policial y la pesadilla más densa de quienes defienden las libertades públicas. Según el decreto del 1º de julio de este año, este fichero puede colectar informaciones sobre cualquier persona que desempeñe un papel en el campo público, social y asociativo. Pero no es todo: en Edvige pueden también figurar datos sobre las orientaciones sexuales de los individuos, sobre su estado de salud o su religión, así como “toda persona capaz de alterar el orden público”.
Este párrafo introduce un cambio notorio, ya que el fichero incluye a quienes están bajo sospecha y no a quienes ya recurrieron a la violencia o aportaron un “apoyo activo” a esos actos. Elemento final que terminó por suscitar un amplio debate: contrariamente a otras bases de datos del pasado, Edvige está autorizado a fichar a los menores de 13 años, sean o no penalmente culpables.
El debate y las críticas que suscitó el fichero Edvige dieron vuelta una parte de la opinión pública en un sector como el de la seguridad en el que Sarkozy es el más convincente. Sin embargo, esta vez la sociedad y varios ministros no siguieron sus recomendaciones. El primero en inaugurar la salva de críticas emitidas desde el campo conservador fue el líder centrista y ex candidato a las elecciones presidenciales del año pasado François Bayrou. Luego intervinieron el ministro de Defensa, Hervé Morin; la secretaria de Estado para los Derechos Humanos, Rama Yade; parlamentarios de la mayoría, la presidenta del patronato francés (Medef) y hasta el presidente de la Asamblea Nacional, Bernard Accoyer, también de derecha.
Los partidos de izquierda se vienen pronunciando desde hace meses contra la existencia de un fichero que pone seriamente en peligro el estatuto libre de un individuo. La sociedad se movilizó igualmente a través de una petición “anti-Edvige” que circula desde el pasado 10 de julio en Internet y que pide el retiro completo del decreto mediante el cual se creó el fichero (130 mil firmas recabadas hasta hoy). Sarkozy no renunció a Edvige, sino que propuso enmendarlo, corrigiendo algunos de sus puntos más polémicos, que son cuatro: el fichaje sistemático de las personalidades, la orientación sexual, el estado de salud de las personas y los menores de 13 años. Hasta ahora, el mandatario sólo decidió que se retiraran del fichero los datos que conciernen a las personalidades, la sexualidad y la salud, pero no lo que aún constituye uno de los aspectos más cuestionables: la presencia de menores de 13 años dentro de una base de datos cuya meta declarada es luchar contra la delincuencia. De hecho, Sarkozy estima que la inclusión de los menores es indispensable si se quiere seguir de cerca la evolución de la delincuencia en los llamados barrios difíciles. Hélène Franco, secretaria general del Sindicato de la Magistratura, rechaza ese argumento y alega que fichar a un menor de 13 años “es la marca de una sociedad que considera en primera instancia que una parte de su juventud es una amenaza”. Jean Pierre Dubois, presidente de la Liga de Derechos Humanos, se pregunta “en qué puede serle útil a una democracia inscribir en un fichero que una persona es homosexual, seropositiva o que pertenece a determinado origen étnico”.
En Francia, las políticas de seguridad promovidas por el presidente Sarkozy y la reforma de los organismos de seguridad interior y exterior desembocaron en la creación de varios ficheros. Edvige no es el único que está en el centro de muchas peticiones que piden su anulación. Cristina es el otro mega-fichero diseñado para la lucha contra el terrorismo, el contraespionaje, la seguridad económica y la vigilancia de los movimientos subversivos. Contrariamente a Edvige, Cristina es un fichero protegido por el secreto de Estado y es, por consiguiente, inaccesible incluso para los organismos que velan por la protección de la vida privada. El caso de Edvige es, no obstante, más sensible. En julio pasado, el Comité de Derechos Humanos de la ONU (su sede está en Ginebra) había advertido sobre el peligro de un fichero como Edvige y, más generalmente, sobre esa manía contemporánea que es “la proliferación de distintas bases de datos”. Los 18 expertos del Comité de la ONU juzgaron en un informe sobre Francia que los datos “personales y sensibles” incluidos en un fichero como Edvige no eran conformes al Pacto Internacional relativo a los derechos civiles y políticos en vigencia desde 1976.
Con respecto al fichaje de los menores de 13 años, el mismo Comité pidió a Francia que el fichero incluyera solamente menores que “han sido reconocidos culpables de una infracción penal”. La modificación propuesta por el Ejecutivo no va en ese sentido. Los adversarios de Edvige no se conforman con los cambios ni con la concertación planteada por Sarkozy y esperan ahora que el Consejo de Estado se pronuncie sobre el fondo del fichero a fines de año. Aparte de Suecia, ningún otro Estado europeo había ido tan lejos en la colecta de datos personales para centralizarlos en una base de datos. Como ironizaba ayer un semanario francés: si Edvige existiera hoy, hasta el mismo papa Benedicto XVI estaría fichado.
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