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› COMO QUEDA EL ASCENDENTE PT FRENTE AL RESTO DE LAS FUERZAS
Gobernar con un mapa a la derecha
Un gobierno de Lula tendrá que transar con las fuerzas de derecha, pese a los avances notables realizados por el PT.
Ya se ha dicho que el día después del casi seguro triunfo de Lula el 27 de octubre será muy complicado para el líder del Partido de los Trabajadores (PT). No sólo por los condicionamientos externos de la economía brasileña (ver nota aparte), sino también porque el mapa político de Brasil, sean cuales fueren los resultados de la segunda vuelta para gobernadores, estará mucho más a la derecha que la elección presidencial. El derechista Partido del Frente Liberal y el centroderechista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) seguirán dominando tanto el Senado como la Cámara de Diputados, aunque el avance del PT es notable y algunos líderes de estos partidos ya anunciaron su apoyo a Lula para el ballottage. En el Congreso, seguirá tallando lo que se conoce como “transfuguismo” y Lula tendrá que mostrar mucha muñeca para negociar. Otro tanto ocurre a nivel estados: el PT conserva dos y va a la segunda vuelta en ocho.
Considerado el escrutinio estado por estado, la votación obtenida por Lula es impactante. De los 27 estados, el candidato del PT sólo fue superado en tres: Ceará, Alagoas y Río de Janeiro, bastión del candidato socialista Anthony Garotinho, cuya mujer, Rosinha, resultó electa gobernadora con más del 51 por ciento de los votos. Pero la gran votación de Lula no se reflejó exactamente en votos para los candidatos a gobernadores del PT. El efecto arrastre de la elección de Lula hizo que el PT retuviera en la primera vuelta dos estados (Acre y Piaiauí) y que pasara a la segunda en estados pequeños del nordeste, una región donde la derecha tiene sus feudos, como Amapá, Ceará, Sergipe, Pará. El PT también disputará la segunda vuelta en estados importantes, y sobre los que tiene posibilidades ciertas de ganar, como San Pablo, Rio Grande do Sul y Brasilia. La ciudad de San Pablo es la cuna de Lula y está gobernada por Martha Suplicy, del PT. Pero el Partido Socialdemócrata Brasileño (PSDB) también es fuerte allí y la disputa entre Geraldo Alckim, del PSDB, y José Genoíno, del PT, será bastante encarnizada si se mira el resultado de ayer: 38,26 por ciento para Alckmin, 32,44 para Genoíno. En Rio Grande do Sul, el estado que el PT convirtió en estandarte de su “capacidad para gobernar”, Tarso Genro no consiguió superar a Germano Rigotto, del PMDB, pero el ballottage será también duro: 41,17 para Rigotto, 37,24 para Genro. En Brasilia, el actual gobernador Joaquim Roriz, del PMDB, se encontró con una votación sorprendentemente alta del candidato del PT Geraldo Magela y con él deberá enfrentarse el 27.
Al PSDB de Cardoso no le fue a nivel regional tan mal como a su candidato presidencial José Serra. Retuvo el estado de Goiás y ganó en primera vuelta en el importante estado de Minas Gerais (el segundo más poblado del país) de la mano de uno de los personajes principales del partido, el joven presidente de la Cámara de Diputados Aécio Neves, que obtuvo casi el 58 por ciento de los votos. Alckim tiene posibilidades de ser electo en San Pablo y el PSDB también podrá dar batalla contra el PT en Ceará, Mato Grosso do Sul y Pará. También disputará la segunda vuelta contra sus ex aliados, como en Rondonia, contra el Partido del Frente Liberal (PFL), y en Paraíba, contra el PMDB.
El mismo mapa político de los estados se refleja en lo que será el nuevo Congreso brasileño: el PT crece de manera notable, pero el PMDB y el PFL siguen mandando, y el PSDB de Cardoso pierde peso relativo pero no toda su influencia. En la renovación de dos tercios del Senado, el PT ha ganado hasta ahora (el recuento para las legislativas es más lento que el de las presidenciales) unos 21 legisladores, pasando de 59 a 80, y 11 de ellos son senadores. Pero el PFL ganó 14 de los 54 escaños en juego y el PMDB nueve, con lo que al sumar los escaños de que ya disponen, ambos partidos pasan a ser el pivot del Congreso: el PFL tiene 19 senadores (pierde uno) y el PMDB pasa de 25 a 19, y el PSDB pasa de 13 a 12. Así, el PT, con 14 senadores, pasa a ser la tercera bancada del Senado. En este mapa, cuando Lula sea electo, tendrá que hacer una compleja negociación en el Congreso. No es nada especial, teniendo en cuenta que en el Parlamento brasileño los votos según las alianzas temporales, lo que se conoce despectivamente como “transfuguismo”, en lugar de alianzas ideológicas o partidarias, son moneda corriente. Cuando Cardoso asumió en 1994, también tenía al Congreso en su contra.
Algunos sectores con poder dentro del PMDB y del PFL ya manifestaron su apoyo a Lula, seguramente para iniciar negociaciones políticas considerándolo el virtual presidente de Brasil. El caudillo eterno del PFL en Bahía, Antonio Carlos Magalhaes, que tantos dolores de cabeza le trajo a su ex aliado Cardoso (y que a pesar del escándalo que protagonizó en el Senado fue electo para la misma banca), ya dijo que apoyará a Lula, y lo mismo hicieron José Sarney e Itamar Franco, de sectores opuestos dentro del PMDB. Lula también podrá apoyarse en los partidos de izquierda para sumar mayorías parlamentarias, pero éstos también negociarán y buscarán tirar a la izquierda al mismo Lula. En cierto sentido, Lula se verá compelido a armar una ingeniería política similar a la que tuvo que hacer Cardoso en ocho años de gobierno. Sólo que, en teoría, tendrá que llevarla a cabo para hacer algo distinto a lo que hizo el actual presidente.
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