EL MUNDO › EL GOBIERNO FRANCéS FACILITARá TECNOLOGíA
Desde Río de Janeiro
Brasil, el mayor país de Sudamérica en dimensión geográfica y demográfica (más de 183 millones de habitantes), decidió hacerle justicia a su condición de “gigante sudamericano” sumando a su cada vez más sólida economía una maquinaria militar que contribuya a consolidar su incipiente liderazgo en la región. Lo confirmaba la semana pasada el ministro de Defensa, Nelson Jobim, al anunciar que el próximo diciembre el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, rubricarán en Brasil una alianza estratégica que tendrá como eje la transferencia de tecnología gala con el objetivo de construir en territorio brasileño el primer submarino nuclear de la región y otros cuatro sumergibles convencionales.
La decisión no es casual, sobre todo si se observa la creciente tendencia al rearme en Sudamérica, encabezada por Venezuela. En los últimos tres años, Venezuela ha canalizado ingentes cantidades de dinero proveniente del petróleo en la compra de material militar a Rusia, Bielorrusia, España y China. Chile, por otra parte, lleva años modernizando sus fuerzas armadas. A lo anterior hay que añadir la decisión del Departamento de Defensa estadounidense de reflotar el pasado mes de julio su IV Flota para el Caribe y América del Sur, compuesta inicialmente por once buques, entre ellos un portaaviones y un submarino nuclear.
La construcción de un submarino nuclear, cuatro submarinos convencionales y helicópteros militares E725 en cooperación con Francia pone a Brasil a la cabeza del proceso de rearme sudamericano. A finales de 2007, Brasilia anunció un ambicioso plan de modernización de sus fuerzas armadas por un valor de 3200 millones de dólares. La alianza estratégica francobrasileña tiene varias lecturas. Por un lado, Brasil confirmó que el despliegue de los submarinos responde a la necesidad de proteger militarmente los campos petrolíferos descubiertos en el último año en su litoral (Tupí, ubicado en el litoral del estado de San Pablo, y Carioca, en aguas de Río de Janeiro y San Pablo, considerado el tercero mayor del planeta). “Brasil no tiene enemigos, pero tenemos que continuar trabajando en la capacitación nacional para hacer frente a una eventual amenaza”, abundaba la semana pasada el titular de Defensa, Nelson Jobim. Por otro lado, Brasil se encargará de construir la parte no nuclear del submarino, consolidando de esta manera su industria armamentística como referente en el subcontinente. Francia se ocuparía de la transferencia de la tecnología nuclear del buque, que es la que permite al sumergible operar casi indefinidamente bajo la superficie del agua sin depender de la atmósfera.
* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.
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