EL MUNDO › LA PROTESTA DE LOS ESTUDIANTES Y DOCENTES PARALIZO LAS PRINCIPALES CIUDADES DEL PAIS
En Roma, la movilización alcanzó el millón de personas. Los dos puntos más cuestionados de la reforma educativa son la supresión de 130 mil lugares de trabajo y el recorte para los próximos presupuestos.
› Por Miguel Mora *
Desde Roma
Roma, Milán, Nápoles, Cagliari, Catania y Turín. Los estudiantes italianos se movilizaron ayer de forma masiva contra la llamada Ley Gelmini y el recorte del presupuesto y la planta estable de la escuela y la universidad aprobados por el gobierno de Silvio Berlusconi. Más de un millón de personas, alumnos en su mayoría, pero también padres, profesores y alcaldes, participaron en manifestaciones, sentadas y ocupaciones que paralizaron durante horas las ciudades. La huelga en el sector de la educación fue casi total y se extendió a más del 90 por ciento de los institutos, dijeron los sindicatos. Para el ministerio, sin embargo, la incidencia del paro entre los profesores no pasó del 57,1 por ciento.
Fue una jornada de protesta festiva, y apenas hubo incidentes. Los estudiantes desfilaron unidos, sin consignas políticas ni distinciones partidistas. La huelga había sido convocada por todas las siglas sindicales de forma unitaria, hecho insólito y definido por los propios sindicatos como “el milagro Gelmini”. En Milán hubo cortes de tráfico y una concentración ante la Bolsa de Piazza Affari. En Turín y Nápoles los estudiantes bloquearon algunos andenes de la estación.
En Roma, donde los organizadores contaron un millón de personas, miles de estudiantes rodearon el Ministerio de Educación y pidieron la dimisión de la ministra. Galvanizados a través de Facebook, Twenti, los móviles y páginas de Internet como stopgelmini.org, los estudiantes italianos, asociados tantas veces con una generación entontecida por Internet y la televisión, parecían felices y realmente unidos viviendo su Mayo del ’68. “Mis padres dicen que si empezamos ya no podemos rendirnos, así que no vamos a dejar de protestar”, contaba Sandra, una estudiante del Liceo Virgilio de Roma.
Los manifestantes romanos cantaron el himno italiano, portaron fotos de Gelmini y Berlusconi con orejas de burro y culparon del recorte del gasto en educación al ministro de Economía, Giulio Tremonti. Padre del concepto “finanzas creativas” y político inspirado en el lema “Dios, patria y familia”, Tremonti ha diseñado los presupuestos de los que parte la reforma educativa; su plan prevé trasvasar partidas del gasto de Educación a Defensa y abrir la financiación de la universidad pública a empresas privadas mediante fundaciones. Las protestas han obviado uno de los puntos más populares del decreto, la prohibición de reeditar los libros de texto durante cinco años en la primaria y seis en la secundaria.
Las editoriales de manuales ven en la norma, vendida como un loable ahorro para las familias, un nuevo conflicto de intereses de Berlusconi. Como dueño de la mayorista Mondadori, el primer ministro posee una docena de editoriales de libros de texto y copa más del 50 por ciento del mercado escolar. Según los editores de manuales, la norma aniquilará a las casas especializadas, que viven solo de los libros de texto, y eso desembocará en el oligopolio de Mondadori.
Este peligro fue advertido por los líderes de los principales partidos de oposición de izquierda, Walter Veltroni, del Partido Democrático (PD), y el juez anticorrupción Antonio Di Pietro, que adhirieron a la protesta y desfilaron en Roma codo a codo con los manifestantes. El sábado pasado, Veltroni había reunido a decenas de miles de personas en el centro antiguo de Roma para rechazar la reforma educativa del gobierno de Silvio Berlusconi.
El miércoles pasado, el Senado italiano aprobó de forma definitiva la controvertida ley y desoyó las protestas de los estudiantes, que venían tomando los colegios y las universidades de todo el país hacía una semana. Los dos puntos más cuestionados de la reforma es la supresión de 130 mil lugares de trabajo y el recorte de cerca de ocho mil millones de euros para los próximos tres presupuestos. Ayer la mayoría de los escuelas de la península, cerca del 90 por ciento, tanto de primaria como de secundaria, permanecieron cerradas, según indicaron fuentes sindicales.
La indignación es tal entre los italianos que ya no se trata de una reivindicación de la izquierda. Ayer el rechazo a la ley también atrajo a varias organizaciones estudiantiles de extrema derecha y grupos católicos conservadores. “Manifestamos y estamos en huelga contra la Ley de Educación, con la izquierda, para demostrar nuestra madurez política”, explicó en un comunicado la organización Lotta Studentesca (Lucha estudiantil), del partido de extrema derecha Forza Nuova.
Junto a la derecha desfilaron numerosas mujeres, sobre todo grupos de maestras con sus pequeños alumnos, acompañadas también por las madres, las cuales entonaban canciones infantiles para pedir que se modifique la ley, que introduce la vuelta al maestro único en la primaria y la calificación de conducta para limitar los crecientes abusos inclusive entre los mismos menores.
Por primera vez, comunistas, conservadores, moderados y xenófobos marcharon codo a codo. “Esto no es una reforma, sino la simple aplicación del recorte de gastos. Así se destruye la escuela pública para reemplazarla por la privada”, aseguró Domenico Pantaleo, responsable del sector educación de la mayor central sindical, CGIL. Increíblemente, al lado suyo los estudiantes de extrema derecha lo aplaudían.
* De El País de Madrid. Especial para Páginai12.
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