Mié 05.11.2008

EL MUNDO  › LO QUE ESPERAN LOS ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS DEL GANADOR

Cambios en una agenda arrasada

› Por Mercedes López San Miguel

El próximo presidente de EE.UU. deberá retomar el camino de los derechos humanos y civiles, según señalan los organismos consultados por PáginaI12. Hacia afuera del país, y como parte de la tan publicitada exportación de la democracia en Irak y Afganistán, las fuerzas de la gran potencia abusaron de civiles iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib y continúan matando inocentes allí y también en suelo afgano y paquistaní. El electo presidente tendrá la tarea de solucionar el estado de limbo judicial que pesa sobre los sospechosos de terrorismo en el penal de Guantánamo (Cuba), donde el ejército norteamericano llevó a cabo técnicas de tortura como el “submarino” (ahogamiento). Según publicó el diario The Washington Post el 18 de octubre, la práctica fue autorizada por el entonces director de la CIA, George Tenet, en 2003 y 2004.

El director de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, señala desde su oficina en Washington que los Estados Unidos deben restaurar libertades y derechos a personas e instituciones. “El dilema en Guantánamo radica en que se hicieron detenciones arbitrarias, se practicaron torturas y a la vez existen indicios de que al menos la mitad de los detenidos estuvieron involucrados en actividades terroristas. Sin embargo, se llegó a estas pruebas violando los derechos fundamentales, entonces esas declaraciones no resistirán el test de una corte federal norteamericana.”

Vivanco es muy concreto sobre el penal de la base naval ubicado en territorio cubano. “El cierre sería emblemático: el fin de una era. ¿Qué se hace con los detenidos? ¿Se los juzga a partir de unas pruebas que están teñidas y envenenadas sobre la base de abusos a los derechos? La próxima administración tendrá que buscar una fórmula jurídica creativa que lo resuelva.”

Anne Marie Brennan, de Amnesty International, señala de forma categórica que el próximo presidente se verá obligado a cerrar la cárcel de Guantánamo y a proscribir la tortura, además de permitir el acceso de las organizaciones de derechos humanos –como Amnesty y Human Right Watch–, encargadas de vigilar que las normas se cumplan. Afirma Brennan: “Hay tres aspectos fundamentales en el marco de la llamada guerra contra el terrorismo que la próxima administración tendrá que rever: la clausura de Guantánamo, una orden del Ejecutivo que elimine toda técnica de tortura y que se atenga a las leyes internacionales y, por último, en los casos en que hay presencia de tropas en otro país, como en Irak y Afganistán, que Estados Unidos sea más responsable y transparente con las investigaciones por los hechos que están fuera de lo permitido”.

Para Brennan, el nuevo comandante en jefe tendrá que revisar puertas adentro mucha de la legislación que dejó Bush como legado, como la Ley Patriótica, que permite las escuchas telefónicas sin orden judicial, y las ejecuciones federales, que no se habían registrado en décadas. Vivanco considera que la mayor víctima ha sido el derecho a la privacidad. “Es el que más ha sufrido restricciones, se retrocedió a la década macartista de los ’50: la policía puede interceptar comunicaciones telefónicas, incluyendo una última disposición del FBI que le permite hasta infiltrar organizaciones y corporaciones legales sin que existan indicios de actividades criminales.”

Después de ocho años de política unilateral, un cambio hacia el modo dialoguista implicará que EE.UU. empiece a respetar los derechos humanos en sus relaciones con el mundo. Vivanco da el ejemplo con la región. “Para la administración Bush, el problema principal en América latina fue Hugo Chávez, no sólo por una cuestión ideológica expansionista: él apoyó el golpe de Estado contra el venezolano. Washington aplicó criterios de la Guerra Fría: buscó un aliado incondicional como Colombia y le dio un apoyo ciego. Es decir, los temas de la democracia y los derechos humanos se subordinaron a un segundo plano en Colombia. Cuando los demócratas lograron el control del Congreso, le reclamaron al gobierno de Alvaro Uribe que respondiera sobre las persecuciones a sindicalistas y asesinatos extrajudiciales. En el futuro se abre la posibilidad de que Estados Unidos cultive una relación con Venezuela que no esté vista bajo el prisma de la relación con Colombia. Así el país recuperará imagen.”

La receta acorde con estos tiempos parece ser recuperar credibilidad internacional, volver al multilateralismo y restaurar las libertades.

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