EL MUNDO › OPINION
› Por Michael Moore *
¿Quién, entre nosotros, no se ha quedado sin palabras? Las lágrimas fluyen. Lágrimas de alegría. Lágrimas de alivio. Una asombrosa, apabullante avalancha de esperanza en un tiempo de profunda desesperación. En una nación que fue fundada sobre el genocidio y luego construida sobre las espaldas de esclavos, fue un momento inesperado, perturbador en su simplicidad: Barack Obama, un hombre bueno, un hombre negro, dijo que traería el cambio a Washington y a la mayoría del país le gustó la idea. Los racistas estuvieron presentes durante la campaña y en el cuarto oscuro. Pero ya no eran más mayoría y veremos cómo se apaga su llama de odio a lo largo de nuestra vida.
Hubo otra importante “primera” noche. Nunca antes en nuestra historia había sido elegido presidente durante un tiempo de guerra un candidato antibélico confeso. Espero que el presidente electo Obama recuerde eso cuando tenga que considerar expandir la guerra en Afganistán. La fe que tenemos ahora se perderá si se olvida el tema principal por el cual derrotó a sus colegas demócratas en las primarias y luego a un gran héroe de la guerra en la elección general: el pueblo de Estados Unidos está cansado de la guerra. Harto. Y el martes su voz fue fuerte y clara.
Han pasado 44 inexcusables años desde que un demócrata que se postula para presidente recibió sólo el 51 por ciento de los votos. Eso es porque a la mayoría de los estadounidenses no les gustan los demócratas. Los ven como que pocas veces tienen las agallas para hacer el trabajo y defender a los trabajadores que ellos dicen que apoyan. Bueno, acá tienen la oportunidad. Se les entregó, vía un público votante, en la forma de un hombre que no es uno cualquiera del partido, no es un burócrata de por vida. ¿Se convertirá ahora en uno de ellos o los obligará a ser más como él? Rogamos que sea esto último.
Pero hoy celebramos este triunfo de la decencia sobre el ataque personal, de la paz sobre la guerra, de la inteligencia sobre la creencia de que Adán y Eva montaban dinosaurios hace apenas 6000 años. ¿Cómo será tener un presidente inteligente? La ciencia, desterrada durante ocho años, volverá. Imaginen apoyar a las mentes superiores de nuestro país mientras ellos se dedican a curar enfermedades, descubrir nuevas formas de energía y trabajar para salvar al planeta. Ya lo sé, pellízquenme.
Podremos, posiblemente, ver también una refrescante apertura, ilustración y creatividad. Las artes y los artistas no serán vistos como enemigos. Quizás el arte sea explorado para descubrir las más grandes verdades. Cuando Franklin Delano Roosevelt ganó la presidencia con una victoria aplastante en 1932, lo que siguió fue Frank Capra y Preston Stugis, Woody Guthrie y John Steinbeck, Dorothea Lange y Orson Wells. Toda la semana estuve inundado por los medios que me preguntaban: “¿Gee, Mike, qué vas a hacer ahora que Bush se fue?”. ¿Se están burlando? ¿Cómo será trabajar y crear en un ambiente que alimente y apoye el cine y las artes, la ciencia y los inventos, y la libertad de ser lo que uno quiere? ¡Miren cómo florecen mil flores!
No tenemos demasiado tiempo. Hay mucho trabajo por hacer. Pero ésta es la semana para que todos nosotros nos deleitemos en este gran momento. Sean humildes. No traten a los republicanos en sus vidas en la forma en que ellos los trataron los últimos ocho años. Muéstrenles la gracia y la bondad que irradió Barack Obama a través de toda su campaña. Aunque le dijeron de todo, se negó a rebajarse a la cloaca y devolver la suciedad. ¿Podremos seguir su ejemplo? Sé que será difícil.
Quiero agradecer a todos los que dieron su tiempo y sus recursos para que esta victoria ocurriera. Ha sido un largo camino y se le ha hecho un enorme daño a este gran país, sin hablar de los muchos que perdieron sus puestos, quebraron por las cuentas médicas o sufrieron porque alguien querido era enviado a Irak. Ahora trabajaremos para reparar este daño, y no será fácil.
Pero ¡qué manera de empezar! Barack Hussein Obama, el 44º presidente de los Estados Unidos. Guau. Seriamente. Guau.
* www.michaelmoore.com.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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