Dom 08.03.2009

EL MUNDO  › OBAMA EVALUA UN ACERCAMIENTO CON LOS LIDERES TALIBAN PARA BAJAR LAS TENSIONES

Nueva estrategia militar para Afganistán

Según el presidente, gran parte del éxito reciente en Irak se debió al acercamiento a personas antes consideradas fundamentalistas islámicos por EE.UU., pero que no compartían las tácticas de Al Qaida. En Afganistán quiere hacer lo mismo.

Barack Obama propuso ayer un golpe de timón en la estrategia militar para Afganistán. Según el diario estadounidense The New York Times, el presidente norteamericano sugirió reconciliarse con el liderazgo talibán, el mismo que había derrocado hace siete años su predecesor George Bush. “Si hablan con el general (David) Petraeus, les va a decir que gran parte del éxito en Irak se debió a que nos acercamos a personas que antes considerábamos fundamentalistas islámicos, pero que estaban dispuestas a trabajar con nosotros porque habían quedado totalmente alienadas por las tácticas de Al Qaida. Tal vez existan similares posibilidades en Afganistán y Pakistán”, aseguró el mandatario en una entrevista a bordo del Air Force One.

Obama fue muy categórico al afirmar que su país no está ganando la guerra en Afganistán. “Estoy absolutamente convencido de que no se puede zanjar el problema de Afganistán, los talibán, y la propagación del extremismo en esa región solamente por medios militares”, le dijo al diario neoyorquino. Pero un eventual acercamiento a los grupos talibán no les será fácil a las fuerzas estadounidenses. No sólo fueron ellos quienes los sacaron del poder después de la invasión de octubre de 2001, sino que los mandos castrenses cuestionaron sistemáticamente durante los últimos años la tregua entre los talibán y el gobierno paquistaní en la frontera.

El giro no será fácil y, aun si lo consiguen, la situación en Afganistán no es la misma que en Irak hace un año, cuando el general Petraeus rehabilitó a los grupos sunnitas –la misma etnia que había gobernado de la mano de Saddam Hussein– para detener el avance de los chiítas aliados de Irán. “La situación en Afganistán es mucho más compleja. Hay menos territorio bajo el control del gobierno y una historia de independencia total entre las tribus. Esas tribus son muy numerosas y tienen objetivos cruzados, y descifrarlas va a ser todo un desafío”, reconoció el mandatario estadounidense.

Desde la campaña electoral, el joven abogado de Illinois había prometido que ése sería su principal frente de batalla. En su primer mes en la Casa Blanca dio el primer paso y ordenó el despliegue de 17 mil efectivos más en el terreno. Ahora su misión es convencer a sus aliados de la OTAN para que lo sigan. Su secretaria de Estado, Hillary Clinton, visitó el Viejo Continente la semana pasada y el próximo lunes llegará, por segunda vez en un mes, su vice Joe Biden.

El martes pasado Obama adelantó que anunciaría la nueva estrategia militar para Afganistán antes de la cumbre de la OTAN, el 3 y 4 de abril, en la frontera francoalemana. Según adelantaron los medios estadounidenses, parte de esa estrategia será determinar si Estados Unidos deberá enviar más refuerzos o si sus socios europeos podrán asumir un aumento de sus contingentes militares.

Ayer Washington recibió un revés desde Londres. El ex jefe de las fuerzas especiales británicas (SAS) en Afganistán calificó de inútil la campaña militar contra los talibán. “El número de víctimas y el desgaste de las tropas no harán más que aumentar. Es el equivalente del comienzo de la guerra de Vietnam”, aseguró el comandante Sebastian Morley en una entrevista con el Daily Telegraph, la primera que da después de su renuncia, en noviembre pasado.

El mes pasado, durante su primer viaje como vicepresidente a Europa, Biden dejó en claro que de ahora en más Washington no tomará decisiones de forma unilateral, como lo vino haciendo en los últimos ocho años. “No basta con criticar el enfoque estadounidense; si no les gusta la política estadounidense, queremos oír sus ideas sobre lo que deberíamos hacer en Afganistán, y no solamente críticas”, había pedido en Munich.

Pero algunas cosas son más difíciles de cambiar que otras. Durante su entrevista con el diario neoyorquino el viernes, de vuelta de su viaje a Ohio, donde fue a hablar en una academia policial, Obama se negó a rechazar totalmente la práctica, muy usual durante el gobierno de Bush, de detener presuntos terroristas en países extranjeros, sin el permiso o el conocimiento de los gobiernos locales.

“Podría haber situaciones –y enfatizo la parte de podría– en las que un reconocido miembro de Al Qaida, que no suele salir a la superficie, aparece en un país del Tercer Mundo con el que no tenemos tratado de extradición o que no estaría dispuesto a juzgarlo”, preparó el escenario Obama. “No torturaremos y, eventualmente, les daremos a todos los detenidos la oportunidad de cuestionar los cargos a través de un hábeas corpus”, concluyó el mandatario.

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