Mar 10.03.2009

EL MUNDO  › EL RéGIMEN COMUNISTA AMENAZA A ESTADOS UNIDOS Y COREA DEL SUR

Alta tensión en Norcorea

Pyongyang interrumpió toda comunicación con el Sur hasta que terminen las maniobras conjuntas de Seúl y Washington. La medida provocó el cierre de la frontera común e impidió el acceso de 700 trabajadores surcoreanos.

Suenan tambores de guerra en Pyongyang. En momentos en que Estados Unidos y Corea del Sur realizan ejercicios militares conjuntos al sur de la península, Corea del Norte puso ayer en estado de alerta total a su ejército y amenazó con una guerra contra cualquiera que intente frustrar la puesta en órbita de un satélite que, según Estados Unidos y Japón, podría tratarse en realidad de un ensayo misilístico que probaría un misil capaz de llegar hasta Alaska.

“Todos nuestros soldados están en estado de alerta total. El personal militar tiene orden de estar listo para el combate”, dijo la Comandancia Suprema del Ejército del Pueblo norcoreano en un comunicado difundido por la agencia de noticias oficial KCNA. “Derribar nuestro satélite de fines pacíficos significará exactamente una guerra”, agregó el texto, en el cual amenazaron a todas las partes. “Ello acarrearía una justa operación de represalia no sólo contra todos los medios interceptores involucrados sino también contra los bastiones de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur”, señaló el parte castrense.

Los ejercicios militares conjuntos entre Washington y Seúl, que durarán hasta el 20 de marzo y que incluyen la movilización de unos 36 mil soldados estadounidenses y surcoreanos, además de la utilización de la fuerza aérea y la armada, se realizan de forma rutinaria todos los años.

No obstante, el régimen comunista de Pyongyang los ve como una amenaza directa hacia su país, por lo que advirtió contra ellos. “Los ejercicios son una provocación de guerra. Cualquier avión de pasajeros surcoreano que vuele cerca de nuestro espacio aéreo puede ser derribado”, amenazó el comunicado.

Como medida adicional, el gobierno de Corea del Norte anunció que interrumpió toda comunicación con el Sur hasta tanto no terminen las maniobras, en una medida que provocó una clausura total de la frontera común e impidió al acceso de alrededor de 700 trabajadores surcoreanos que trabajan en una zona industrial intercoreana en la zona económica especial de la ciudad limítrofe de Kaesong.

Según analistas internacionales, el gobierno norcoreano intentaría de esta forma llamar la atención de la nueva administración estadounidense justo cuando el presidente Barack Obama se encuentra delineando su política hacia ese país.

Pero por ahora, la oposición estadounidense respecto al próximo lanzamiento norcoreano sigue firme. Stephen Bosworth, enviado especial de Obama para Corea del Norte, urgió nuevamente a Pyongyang a no disparar ningún misil, algo que según dijo será una decisión extremadamente desaconsejable. “Que lo describan como lanzamiento de satélite o como algo distinto no tiene ninguna diferencia, ya que ambos casos violarán la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que prohibió a Corea del Norte cualquier actividad misilística”, lanzó Bosworth.

De todas maneras, el régimen comunista ya anunció que seguirá adelante con la puesta en órbita de lo que denomina su satélite de comunicaciones, aunque no especificó la fecha en que el lanzamiento ocurriría.

Los lazos entre las dos Coreas se deterioraron drásticamente desde la asunción del presidente surcoreano, Lee Myung-bak, quien llegó al poder el año pasado e interrumpió el envío de asistencia a su empobrecido vecino del Norte hasta que cumpla con su promesa internacional de desmantelar su programa nuclear militar.

En represalia, Kin Jong II, presidente norcoreano que viene de ser reelecto el domingo pasado tras obtener el ciento por ciento de los votos, suspendió su proceso de reconciliación con el Sur así como toda una serie de proyectos conjuntos. La decisión tomada ayer de cortar todo contacto durante los 12 días de ejercicios militares dejó a ambos países sin ningún medio de comunicación.

Las dos Corea permanecen técnicamente en estado de guerra desde 1953, cuando su conflicto de tres años terminó con un armisticio y no con un tratado de paz. Cientos de miles de soldados de ambos países están desplegados a ambos lados de su frontera, la más militarizada del mundo.

Desde el final de la guerra, Estados Unidos tiene a 28.500 soldados estacionados en forma permanente en Corea del Sur.

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