Mar 21.04.2009

EL MUNDO  › CRISIS EN PARAGUAY POR OTRO CASO DE PATERNIDAD NO RECONOCIDA

Segundo reclamo contra Lugo

Tres ministras del gabinete de Lugo (Gloria Rubín, Liz Torres y Esperanza Martínez) le exigieron ayer a su jefe político que asuma una postura clara e inequívoca sobre estos asuntos que conciernen a su vida privada. Vivan al vice.

El presidente paraguayo, Fernando Lugo, no confirmó ni desmintió su eventual paternidad sobre un segundo hijo, esta vez de 6 años, que le reclamara ayer otra mujer, Benigna Leguizamón. Este caso, sumado al escándalo producido hace una semana cuando el jefe de Estado admitió ser el padre de una criatura de dos años, hizo estallar una crisis dentro del oficialismo.

El nuevo escándalo golpeó de lleno al gobierno paraguayo precisamente el mismo día en que la coalición cumplía un año en el poder y el presidente anunciaba una remodelación del gabinete como forma de relanzar su administración. El primer golpe fue mediático. Para cuando Lugo anunciaba los cambios, la denuncia de Benigna Leguizamón en directo desde una humilde residencia acaparó todas las pantallas y emisoras del país, opacando por completo el cambio de ministros.

El segundo golpe fue aún más duro, cuando voces vivando al vicepresidente Federico Franco surgieron con fuerza desde amplios sectores del público que asistió al mitin para celebrar el aniversario de la llegada de Lugo al poder. “Federico, Federico, presidente, presidente”, comenzó a gritar la gente.

A partir de ahí, Benigna Leguizamón fue la protagonista de la jornada. La mujer, de 27 años, acompañada de su hijo, les dijo a los periodistas que si Lugo no reconoce como padre a su niño de seis años, exigirá que se realice la prueba de ADN por vía judicial. “Lo que quiero es que ese señor (el presidente) reconozca a mi hijo, eso es lo que le pido. Un día le voy a esperar; en caso de que no asuma su responsabilidad, mañana le voy a denunciar –afirmó–. La única prueba que voy a tener será la del ADN, porque yo me enojé con él y quemé todas las fotos que teníamos juntos”, reveló Leguizamón.

La supuesta madre del segundo hijo de Lugo sostuvo que lo que la decidió a realizar estas declaraciones es la pobreza en la que viven ella y su hijo. “Soy de origen humilde y no me da vergüenza. Trabajo vendiendo detergente para dar de comer a mis hijos, ahora que mi actual marido está enfermo. No es justo que un hijo del actual presidente viva con tantas necesidades”, señaló la mujer desde su precaria vivienda ubicada en un barrio marginal de Ciudad del Este, a 330 kilómetros de Asunción.

Leguizamón contó que quedó embarazada cuando tenía 17 años y había acudido a Lugo en busca de ayuda. En ese momento, el ex prelado era titular de la diócesis de San Pedro, la región más pobre del país.

“Acudí a monseñor Fernando Lugo porque el papá de mi primera hija, Francisco Luján Correa, quien trabajaba de anestesista en el Hospital de San Pedro, me negaba la asistencia a la criatura –precisó la mujer–. En ese momento, monseñor me dio su apoyo, pero se aprovechó de mi gran necesidad y me indujo a que tengamos relaciones. Al año quedé embarazada”, detalló.

Por toda respuesta, el jefe de Estado leyó ayer un breve comunicado, en el que no admitió ni rechazó las declaraciones de la mujer.

“Estoy dispuesto a actuar siempre con el argumento de la verdad y ponerme a disposición de la Justicia para todos los requerimientos que surjan”, sostuvo el jefe de Estado en un mensaje que leyó ante un grupo de periodistas en la casa presidencial. En su breve discurso, el ex obispo anunció que un abogado se encargará de los trámites judiciales para enfrentar la nueva acusación de la mujer.

Pero las repercusiones por las múltiples paternidades de Lugo ya comenzaron a desbordar al entorno presidencial.

La sorpresa vino cuando desde su propio gabinete surgieron voces críticas sobre el accionar del jefe de Estado. Tres de sus ministras, Gloria Rubín, Liz Torres y Esperanza Martínez, le exigieron ayer a su jefe político que asuma una postura clara e inequívoca sobre estos asuntos que conciernen a su vida privada, que ya constituyen el objeto del escarnio y la burla de un gran sector de la opinión pública y estarían dañando seriamente la imagen del gobierno. Por eso le pidieron a Lugo que se someta a la prueba de ADN o que se acerque a la mujer para que el caso sea aclarado, al considerar que eso acallará los rumores que señalan que el presidente podría tener varios hijos más.

La ministra Rubín fue más lejos y anunció que acompañará la denuncia de Benigna Leguizamón, asegurando que está dispuesta a renunciar a su cargo si detecta falta de transparencia en los trámites judiciales.

Por si fuera poco, el obispo de Alto Paraná y Canindeyú, Rogelio Livieres, afirmó ayer que el ahora presidente había sido separado de sus funciones como obispo de San Pedro en 2005 por denuncias escritas de mujeres que le reclamaron paternidad sobre sus hijos.

Ayer, Fernando Lugo no acudió al Palacio de Gobierno, sino que permaneció en su residencia oficial, rodeado de sus allegados planificando los próximos pasos a seguir. En Paraguay ya no se habla de otra cosa.

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