En Paraguay hubo cambio de canciller. Ayer, el presidente Fernando Lugo anunció que el tiempo de Alejandro Hamed Franco al frente de esa cartera había llegado a su fin y designó como nuevo ministro de Relaciones Exteriores al diputado del Mercosur Héctor Lacognata. “El señor Lacognata jurará mañana –por hoy– como nuevo ministro de Relaciones Exteriores en reemplazo de Hamed”, señaló Augusto dos Santos, ministro de Información y Comunicación, sin brindar detalle alguno acerca de los motivos de la decisión presidencial.

La designación del nuevo canciller ocurrió pocas semanas después de que Lacognata anunciara su alejamiento del Partido Patria Querida (PPQ), el cual no formó parte de la Alianza Patriótica para el Cambio, la coalición que llevó al ex obispo de San Pedro al poder en los comicios generales del 20 de abril de 2008.

Ayer, el flamante jefe de la diplomacia paraguaya dejó en claro su compromiso con el gobierno de Lugo, al tiempo que afirmó tener la experiencia y los conocimientos necesarios.

“Estoy dispuesto a poner el hombro y apuesto por este gobierno. Creo que a lo largo de los años que hemos estado en el Parlamento y en la Comisión Parlamentaria conjunta del Mercosur, y ahora en el Parlasur hemos recogido buena experiencia en el ámbito de la política exterior”, razonó Lacognata, médico de profesión, tras enterarse de su designación.

Su nombramiento sucede apenas una semana después de que el mandatario paraguayo realizara, al cumplirse un año de su llegada al poder y como forma de relanzar su gestión, una amplia reforma del gabinete, que incluyó el cambio de cuatro ministros en áreas clave; entonces, diversos medios locales y amplios sectores del gobierno y la oposición interpretaron la movida como un intento de Lugo por disminuir la influencia en el gabinete de su vicepresidente y jefe del principal partido de la coalición gobernante, el Partido Liberal Radical Auténtico, Federico Franco, con quien mantiene una relación tensa.

El ahora ex canciller Alejandro Hamed Franco, nombrado el 15 de agosto de 2008 apenas asumido el nuevo gobierno, fue desde el comienzo una figura controvertida a los ojos de Washington.

Y es que antes de asumir como canciller, Franco, miembro de la comunidad libanesa local, se había desempeñado justamente como embajador en Beirut. Desde su destino y en plena guerra del Líbano con Israel en el 2006, el embajador paraguayo había otorgado, sin la autorización de su Cancillería, más de 80 visas a libaneses que pudieron así escapar al conflicto y llegar a la nación sudamericana. Wa-shington nunca se lo perdonó y lo puso en su lista negra, inhabilitándolo para entrar en su territorio y volar en aviones de matrícula estadounidense.