Mar 12.05.2009

EL MUNDO  › ANALISTAS ISRAELíES CRITICARON QUE EL PONTíFICE ALEMáN NO SE DISCULPARA NI MENCIONARA A LOS NAZIS

El Papa pidió que no olvidaran el Holocausto

Durante un encuentro de Benedicto XVI con organizaciones del diálogo interreligioso en Jerusalén, un religioso musulmán, el jeque Taysir Tamimi, denunció “la ocupación israelí y sus prácticas opresivas”. El Pontífice se sorprendió.

› Por Donald Macintyre *

Desde Jerusalén

El papa Benedicto XVI hizo un llamado ayer para una paz justa en Medio Oriente e hizo sólo un esfuerzo parcial por calmar las ansiedades que provocó su decisión de rescindir la excomunión del obispo negacionista. A pocos minutos de llegar a su primera visita a Tierra Santa como Papa, habló con dureza contra el “inaceptable” fenómeno del antisemitismo. Anoche se tomó la molestia de visitar el memorial del Holocausto Yad Vashem en honor a los judíos muertos en la horrible tragedia de la Shoá.

Diciendo que el Holocausto fue una atrocidad que avergüenza a la humanidad, el Pontífice declaró: “Que los nombres de las víctimas no mueran nunca. Que no se nieguen, ni menosprecien u olviden sus sufrimientos”. “Mientras estamos parados aquí en silencio, sus gritos resuenan en nuestros corazones. Es el grito contra todo acto de injusticia y violencia. Es un reproche perpetuo contra el derramamiento de sangre inocente. La Iglesia está comprometida a rezar y trabajar incansablemente para asegurar que el odio no reinará nunca más en los corazones de los hombres.”

Sin embargo, algunos expertos israelíes estaban desencantados de que el Papa alemán –que una vez fue miembro de la Juventud Hitleriana– no se refiriera a los nazis como asesinos y que hablara de “millones de judíos” en lugar de especificar “los seis millones exterminados durante la Segunda Guerra Mundial”.

Antes, el Papa, en su breve discurso de llegada al aeropuerto Ben Gurion, hizo un llamado para un acuerdo duradero para el conflicto palestino-israelí. “Pido a todos los responsables explorar cada posible vía en la búsqueda de una resolución justa de las dificultades pendientes para que ambos pueblos puedan vivir en paz en una patria propia dentro de fronteras seguras y reconocidas internacionalmente”, dijo Ratzinger.

El Pontífice no se refirió al Estado palestino, un concepto que el nuevo primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien estaba presente en la ceremonia del aeropuerto, todavía tiene que explicitar en público. Pero la referencia a la tierra palestina y a las fronteras internacionalmente aceptadas reafirmó la política del Vaticano, que está en favor de una solución de dos estados. En medio de crecientes presiones de Estados Unidos por un acuerdo de dos estados, el presidente israelí, Shimon Peres, le dijo al papa Benedicto: “Este año, el año de su visita aquí, puede ser una oportunidad para nosotros y nuestros vecinos de lograr la paz”.

La sensibilidad del tema del Holocausto en Israel está acentuada por la beatificación del papa Pio XII. Es recordado en el museo Yad Vasehm por haber hablado en contra del Holocausto, pero el actual Papa insiste en que Pio XVII trabajó para salvar a los judíos.

El rabino israelí Meir Lau, presidente de la Junta de Directores de Yad Vashem y ex rabino en jefe de Israel, dijo que el discurso del Papa fue importante pero tuvo limitaciones; no se mencionó a los alemanes o a los nazis que participaron en la carnicería, no hubo ni una palabra de disculpa. Avner Shalev, el director de Yad Vashem, dijo anoche que él había recibido una “respuesta mixta” al discurso del Papa. Por un lado el Pontífice había señalado la importancia del recuerdo y de los nombres registrados por Yad Vashem de las víctimas judías. Por otra parte, había omitido o había sido muy acotado en su descripción de otros elementos, incluyendo la negación del Holocausto y el antisemitismo.

El Papa –que estuvo acompañado la mayor parte del tiempo por el presidente Peres– voló en helicóptero a Jerusalén. El alcalde de la ciudad le dio la bienvenida junto a niños judíos, cristianos y musulmanes.

La visita estuvo oscurecida por un escándalo que ocurrió en un encuentro del papa Benedicto XVI con organizaciones del diálogo interreligioso en Jerusalén, cuando un religioso musulmán, el jeque Taysir Tamimi, jefe judicial en las cortes religiosas en Cisjordania y Gaza, denunció “la ocupación israelí y sus prácticas opresivas”. El representante musulmán habló en un auditorio tras un discurso del Papa y criticó largamente a Israel. Los representantes judíos manifestaron su indignación y amenazaron con retirarse, y uno de hecho lo hizo.

El patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, intentó calmar los ánimos y la reunión se interrumpió. El Papa no entendió al hombre que desató el escándalo, que habló en árabe, y siguió los hechos con cierta sorpresa.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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